Howard Chua-Eoan
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Los encabezados alrededor del mundo dijeron que el Papa finalmente permitió el uso del condón bajo ciertas circunstancias. La concesión que supuestamente hizo no es una muy grande. Sigue prohibiendo el uso del condón como anticonceptivo (igual que las pastillas que se usan para el mismo fin). Su ejemplo específico, el de un prostituto que decide conscientemente usar un condón para prevenir el VIH, es “un primer paso en la dirección de la moralización, de asumir responsabilidad, en el camino de reconocer que no todo está permitido y uno no puede hacer todo lo que quiera“.
Parece que Benedicto tiene una escala muy clara de buenas y malas intenciones – del uso indiscriminado del condón y otros anticonceptivos, a la idea de prevenir el contagio del Sida, a seguir las enseñanzas de la Iglesia Católica. Los condones no son la solución última ni la recomendación católica, reitera, aunque reconoce que la Iglesia no puede hacer mucho para evitar que cualquiera los compre. Aún así, insiste: “La fijación con el condón implica una banalización de la sexualidad… la peligrosa fuente de la actitud en la que la sexualidad ya no es vista como una expresión de amor“.
Estas declaraciones del Papa Benedicto XVI son parte de un libro próximo a publicarse del reportero alemán Peter Seewald. En él, se encuentran más de seis horas de entrevista con el pontífice, quien además de los anticonceptivos, habla de temas como la homosexualidad, la “responsabilidad” de un Papa de renunciar y los escándalos de pederastia dentro de la Iglesia.