Hace exactamente un año, Raúl Plascencia Villanueva se convirtió en el Ombudsman de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Con lo que más ha batallado es con las violaciones a garantías individuales en el tema de seguridad, pero han pasado muchas más cosas en este año. Aquí está el recuento de los daños.
Plascencia Villanueva se ha caracterizado por mantener un perfil mucho más bajo que su antecesor, José Luis Soberanes. Es cierto que su dependencia ha emitido muchas recomendaciones, específicamente al Gobierno Federal en relación a las Fuerzas Armadas, pero no ha hecho grandes declaraciones que incidan en la agenda nacional.
Cuando se discutía la Reforma Política, celebró que en ella se le quitaran atribuciones a la SCJN para dárselas a la Comisión que él preside – si eso es buena idea o no, lo dejaré a juicio de cada quien. Eso no procedió como le hubiera gustado al Ombudsman, pero no ha perdido oportunidad para solicitar que se reforme la CNDH, que se le den más atribuciones para que pueda “rendir mejores cuentas”.
Eso sí, en septiembre pasado fue nombrado miembro del Comité Coordinador de la Red de Instituciones Nacionales de Protección y Promoción de Derechos Humanos del Continente Americano (qué nombrecito…). Aunque no lo parezca, es algo bastante importante, o por lo menos así nos lo dieron a entender.
Felicidades a Raúl Plascencia por cumplir un año al frente de la CNDH. Los resultados de su gestión los podremos cuestionar, pero en tan poco tiempo, por lo menos debemos darle el beneficio de la duda.