El día de hoy se confirmó la muerte de los 29 mineros atrapados en una mina en Atarau, Isla del Sur, Nueva Zelanda, quienes permanecían atrapados a 150 metros de profundidad desde el pasado viernes. Autoridades de la isla confirmaron que pasadas las 2 de la tarde, hora local, ocurrió una segunda explosión, a la cual es imposible que hayan sobrevivido.
La información se dio a conocer en una conferencia de prensa, en la que se aseguró que lo más probable era que los mineros hubieran muerto antes de la explosión, sofocados por la enorme cantidad de monóxido de carbono que se concentró dentro de la mina. Los esfuerzos de rescate fueron fallidos, ya que la empresa responsable, Pike River, consideró que los altos niveles de este gas eran riesgosos para los equipos de rescate.
En la mina se encontraban tres británicos, dos australianos y un sudafricano, y tenían entre 17 y 62 años de edad; el más joven de ellos estaba en su primer día de trabajo. El primer ministro, John Key, dijo que se trata de una “tragedia nacional“, mientras los familiares culpan a las autoridades y a los dueños de la mina por los fallidos intentos de rescate.