El lado gourmet de los hombres más tiranos de la historia

Según las escritoras Victoria Clark y Melissa Scott, autoras de Dictator’s Dinners: A Bad Taste Guide to Entertaining Tyrants, somos lo que comemos y no hay mejor forma de explicarlo que sabiendo qué era lo que ingerían quienes pasaron a la historia como los hombres más despiadados de la humanidad.

Si quieres aprender a comer como un dictador o un tirano, a hacer relaciones simbólicas o imaginarias entre la comida y el talante, entonces este es un buen libro para ti.

Kim II-sung –Corea del Norte De 1948 a 1994
Debido a su ímpetu por conservarse en el poder, entre más envejecía hacía que los granos de arroz que comía fueran seleccionados individualmente y creó un instituto cuyo único propósito era encontrar diferentes maneras de prolongar su vida.
Antonio Salazar – Portugal De 1926 a 1974
Amaba las sardinas, pues le recordaban su infancia en extrema pobreza. Decía que era el platillo que siempre tenía que compartir con alguno de sus hermanos.
Nicolae Ceausescu – Rumania De 1965 a 1989
No es que tuviera un platillo especial, pero a cualquier lugar que viajaba, fuera donde fuera, llevaba consigo su propia comida, por el miedo que tenía a que lo envenenaran. Tenía una debilidad especial por un guiso de pollo entero, pies, picos y todo.
Adolf Hitler –Alemania De 1933 a 1945
Sufría de un penoso mal, la flatulencia crónica, que pudo ser el resultado de volverse vegetariano y de permitir que su doctor le diera cerca de 28 medicinas diferentes, incluyendo una que estaba hecha del extracto de heces de campesinos búlgaros.
Benito Mussolini –Italia De 1922 hasta 1943, de 1943 a 1945
Era amante de la fibra, debido a que fue diagnosticado con estreñimiento crónico.
Jean Bedel Bokassa -República Centroafricana De 1966 a 1979
Conocido como El Emperador Caníbal, testigos de sus festines declararon que en su suntuoso palacio se habían encontrado en los congeladores cadáveres humanos a los que les faltarían algunos miembros.
Muammar Gaddafi – Libia De 19694 hasta 2011
Era bien conocido por sus espantosas flatulencias, que escapaban muchas veces durante entrevistas y juntas con dignatarios. Si tan sólo hubiera sabido que la causa de este gas nocivo era su platillo favorito: la leche de camello.
Saddam Hussein –Iraq dictador de 1979 a 2003
Tenía debilidad por la carne de borrego y de vaca recién asesinados. También pedía que sus aceitunas las trajeran de Golan Heights. Su estupefaciente favorito era el Grand Old Parr y su dulce favorito el Quality Street.
Josip Broz Tito –Yugoslavia De 1953 1980
Su mayor debilidad era un plato enorme de tocino caliente.
Mao Zedong – República Popular China –De 1943 1976
Un apasionado de la carne roja, llego a decir a sus camaradas que debido a que comía grandes cantidades de estos platillos, defecaba mucho.
Fuente: De 10