1. Cortas y frecuentes sesiones
Momentos de concentración repetidos frecuentemente son mucho más efectivos que una larga sesión de estudio. El objetivo es estudiar 10 minutos, tomar un descanso y luego volver a estudiar otros 10 minutos.
Sentarse y estudiar por horas y horas no sólo es aburrido, sino que crea fatiga, estrés y distracción.
2. Toma en cuenta tu estado emocional
No estudies si estás cansado, enojado, distraído, o con prisas. Cuando el cerebro está relajado, es cuando se vuelve como una esponja y naturalmente absorbe la información sin ningún tipo de esfuerzo.
3. Vuelve a ver lo del mismo día
Cuando aprendes algo nuevo, trata de seguir de nuevo los puntos aprendidos el mismo día. Si esperas unos días y luego tratas de esforzarte en recordar el material, éste se vuelve mucho menos familiar.
4. Secuencia natural de aprendizaje
La secuencia de aprendizaje natural, avanzando de grande a pequeño y de grueso a fino, sigue siendo efectiva. Cuando estudias, si tratas de entender el concepto general y luego te vas con los detalles, es más probable que lo asimiles más rápido y mejor.
5. Usa la exageración
Si estás estudiando gramática, exagera los sonidos de las letras para ayudarte a recordarlas. Por ejemplo, camión se pronuncia ca-miÓn. Si te acostumbras a utilizar esta exagerada pronunciación, la manera correcta de pronunciar esa palabra se nota más clara y es más obvia.
6. Buen ambiente de estudio
¿Necesitas una luz especial, silencio, música, privacidad, comida? Presta atención en lo que funciona para ti y repítelo cada vez que estudies para obtener un mejor resultado.
7. Crea una rutina de estudio
Generalmente, si es que pones en tu agenda un horario para estudiar al día, vas a entrar en una rutina y lograrás aprender más. Si sólo lo metes durante el día, lo más probable es que nunca va a haber un tiempo. Una manera efectiva de hacer esto es literalmente marcarlo en tu agenda o calendario, como si tuvieras una cita, como si fueras al doctor. Por ejemplo Martes 3-4:30 P.M. Estudiar.
8. Metas razonables
Una de las razones principales por las que las personas no logran sus metas es porque se las ponen muy altas. Si tu meta es un poco más manejable, incluso si se ven muy simples, vas a entrar en el hábito de lograrlas y poco a poco podrás lograr metas más altas.
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