Investigadoras de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, descubrieron que en las personas que sufren dislexia hay una relación específica entre su padecimiento y la capacidad para distinguir ritmos musicales.
La fonética, y sobre todo la fonología se relacionan con el sonido, el ritmo y variación de pronunciaciones. Con esta premisa, las investigadoras Martina Huss y Usha Goswami realizaron una prueba con niños en la que la música fuera un factor determinante. Por tal motivo escogieron a un grupo de infantes de 10 años, unos con dislexia y otros sin esta complicación y los pusieron a trabajar en parejas.
Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para aquellos a quienes se les detecta a temprana edad la dislexia, pues ejercicios musicales podrían significar una nueva terapia para mejorar su habilidad lectora.
Los ejercicios consistían en escuchar diversos patrones musicales similares, en los cuales tenían que identificar su variación, aunque ésta fuera mínima. Lo interesante de los resultados es que aquellos que sufrían dislexia no presentaban problemas al diferenciar la duración de las notas, pero sí se les dificultaba detectar el tiempo de subida, es decir, el momento en el que la nota alcanza su intensidad máxima.
Esto se transporta a la lengua en el momento que se compara la subida de una nota con la entonación que se le da a una sílaba, esto es, las vocales en las sílabas tónicas son las que tienen más tiempo de subida. Por tanto, la dificultad en encontrar los ritmos musicales es proporcional a la imposibilidadde encontrar ritmos silábicos en la lectura, de ahí la confusión léxica en las personas que padecen este mal.
Fuente: El mundo
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