Los nueve jóvenes desaparecidos en la Sierra de Chihuahua desde el día 24 de septiembre sembraban marihuana y amapola.
En las fotos de sus cuentas en Facebook, aparecen posando con armas de grueso calibre, como cuernos de chivo, con aparatos de radiocomunicación, a un lado de camionetas cargadas con lo que aparentemente es el producto de la cosecha de droga y en medio de los sembradíos.
Antonio Orozco Terán, de 29 años; Eduardo Orozco Terán, de 27 años; Nicolás Orozco Terán, de 24 años; Jesús Vargas Orozco, de 21 años; Luis Ángel Orozco Mares, de 15 años; Joel Chaparro Bujanda, de 27 años; Norberto Ramírez Molina, de 15 años; Salvador Alejandro Ramos Valerio, de 17 años; Rafael Antonio Núñez Gandara, de 16 años están desaparecidos desde hace dos semanas.
Hoy se sabe que tienen nexos con comerciantes de drogas y que tenían posesión de armas en su comunidad.
De acuerdo con sus testimonios obtenidos por 24 Horas, los jóvenes salieron a La Joya, en el municipio de Guadalupe y Calvo, a trabajar en terrenos en los que se siembre marihuana y amapola.
De acuerdo con diversas declaraciones, vecinos de la ciudad de El Parral, de la que todos los jóvenes son originarios, refirieron que la familia Orozco Terán, a la cual pertenecen al menos tres de las víctimas, se dedica a la siembra de mariguana, amapola, e incluso suelen andar armados a bordo de autos de reciente modelo.
El diario 24 Horas publicó que Miguel Orozco Terán alias El Gordo, integrante de dicha familia, vinculado según el testimonio de los vecinos con el narcotráfico y la compra-venta de vehículos robados, “urgió a una de las familias de los desaparecidos a que tenían que juntar dinero para comprar una avioneta y combustible para buscar a los jóvenes”
Se sabe que el padre de uno de los menores ya vendió su auto para proporcionarle el dinero requerido. Y que otro de los familiares de las víctimas recibió una llamada telefónica a su celular para asegurarle que los jóvenes estaban muertos y sus cadáveres abandonados a un costado de la carretera, en el trayecto del lugar conocido como El Rojo a Rio Verde.
Sin embargo, después de los recorridos por el tramo carretero indicado no localizaron evidencia alguna de lo denunciado en la llamada anónima.