A Charlotte Kitley la venció el cáncer a los 36 años, en su blog se despide con esperanza

Charlotte Kitley alleció el pasado 16 de septiembre por un cáncer de colon. Ella escribió durante el último año un blog en The Huffington Post UK.

Aquí el texto que sirve de despedida para sus lectores, con entereza y valor asume el fin y deja un mensaje de esperanza a quienes la conocieron:

“Siempre he planificado bien las cosas. Me gustan las listas y las planillas, las notas con lo que tengo que hacer y los objetivos. Soy muy buena emprendiendo, pero, sinceramente, también me aburro con facilidad y pierdo el interés cuando la emoción inicial se pasa.

No he tenido el privilegio de poder aburrirme del cáncer. No es algo que puedas dejar sin más si no te apetece ese día. No existe un botón que puedas apagar de un día para otro. Al menos, no para mí. Desde mi primer día como paciente de cáncer he asistido a todas las pruebas, citas y consultas. He probado todos los tratamientos posibles, desde las terapias médicas habituales hasta el requesón con aceite, la acupuntura y el zumo de col.

El cáncer se ha convertido en nuestra vida. Vacaciones, cortes de pelo, clases de helicóptero… Todo ha estado planeado en torno a fines de semana buenos o malos por la quimioterapia. Danny y Lu, inocentes e inconscientes espectadores, han pasado su infancia protegidos, pero también dictados por mis diversos regímenes. Esto es lo único que han llegado a saber, pero espero que se las ingenien para seguir siendo unos niños tan buenos, satisfechos y amados.

La inocencia de la que les hemos protegido se ha tenido que manifestar ahora. Después de mi cumpleaños, empecé a sentirme indispuesta. Fuimos al hospital que lleva mi seguimiento. Por desgracia, al hacerme un nuevo escáner, los resultados fueron devastadores. Ya no contábamos con el plan de acción mes a mes con un par de meses de regalo al final. Me dieron unos días de vida, con suerte un par de semanas. Se suponía que no podía irme del hospital, pero, de algún modo, me las arreglé para salir de ahí en el último momento y volver a casa a pasar el poco tiempo que me queda con mis queridos hijos y marido.

Mientras escribo esto, estoy sentada en el sofá, relativamente sin dolor, y ocupada con mis pequeños proyectos, arreglando el funeral y vendiendo mi coche. Cada mañana nos despertamos agradecidos porque puedo achuchar y besar a mis bebés.

Cuando lean esto, yo ya no estaré aquí. Rich estará intentando mantenerse en pie, intentando comprender algún día en algún momento que yo no volveré a despertarme a su lado. Me verá en sueños, pero con la brutal luz de la mañana descubrirá que la cama está vacía. Sacará dos tazas del armario, pero se dará cuenta de que sólo tiene que preparar un café.

Lucy pedirá que alguien le alcance la caja de los coleteros, pero no habrá nadie que le trence el pelo. Danny habrá perdido uno de sus policías Lego, pero nadie sabrá exactamente ni dónde está ni dónde buscarlo. Ustedes buscarán la última actualización del blog, pero no habrá ninguna más. Éste es el último capítulo.

De este modo, voy dejando un agujero injusto, cruel y sin sentido, no sólo en Halliford Road, sino en todas las casas, pensamientos y recuerdos de otros seres queridos, amigos y familias. Lo siento mucho. Me encantaría estar con todos, riendo, probando un nuevo alimento milagroso, diciendo tonterías de las mías. Tengo mucha vida por vivir, pero sé que no podré. Quiero estar presente para mis amigos y saber cómo les va la vida, quiero ver a mis hijos crecer, y quiero hacerme vieja y gruñona con Rich. Pero todas estas cosas se me niegan.

No obstante, a ustedes no se las están negando. Así que, en mi ausencia, por favor, por favor, disfruten de la vida. Sosténgala con las dos manos, agárrenla, agítenla y crean en ella cada instante. Adoren a sus  hijos. No tienen ni idea de lo privilegiados que son por poder gritarles cada mañana para que se den prisa y se laven los dientes.

Abracen  a esa persona que quieren y si no les devuelve el abrazo, encuentren  a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser querido. No acepten menos. Busquen  un trabajo que les guste, pero no se hagan esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá “ojalá hubiera trabajado más”. Bailen, rían y coman con sus amigos.

Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo sanguíneo. Elijan sabiamente a sus amigos y quiéranlos con todo el amor.

Hagan cosas bonitas. En la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; busquen ese arcoiris y enmárquenlo. Hay belleza en todo. A veces sólo hay que esforzarse un poco más para verlo.

Esto es todo por mi parte. Muchas gracias por el amor y la simpatía que me mostraron con pequeños gestos en los últimos 36 años. Desde las niñas que, con seis años, me empujaron a las ortigas, hasta los viudos que en la última semana me han contado lo que sus mujeres hicieron para preparar a sus hijos y a todo el mundo. Ellos, y todos ustedes, me han ayudado de alguna forma a convertirme en la persona que he sido.

Por favor, hagan que todo este amor por mí pase ahora a Rich, a mis hijos, a mi familia y a mis amigos íntimos. Y cuando cierren  las cortinas esta noche, busquen una estrella: seré yo, mirando hacia abajo, con una piña colada y una caja de bombones (de los caros) en la mano.

Buenas noches.
Se despide,
Charley xx