En 2017 continuará la campaña “Unidos para poner fin a la tuberculosis”, iniciada el año pasado, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) pondrá énfasis en los esfuerzos para “no dejar nadie atrás” y facilitar el acceso de todas las personas a los servicios de salud.
En el marco del Día Mundial de esta enfermedad, que se conmemora el 24 de marzo de cada año, el organismo internacional podrá especial cuidado en la unión de los esfuerzos para combatir la estigmatización, la discriminación y la marginación, y eliminar los obstáculos que dificultan el acceso a la atención.
De acuerdo con la Agenda para el Desarrollo Sostenible, la atención a las necesidades sanitarias de los desfavorecidos, los marginados y aquellos que quedan fuera del alcance de los sistemas de salud contribuirá a la mejora del acceso de todas las personas a los servicios de salud.
Destaca que en momento de concientizar sobre la situación de las medidas de prevención y atención de la tuberculosis (TB) y oportunidad para movilizar el compromiso político y social con el fin de avanzar en los esfuerzos para acabar con esta enfermedad.
La tuberculosis es una de las enfermedades infecciosas más antiguas y conocidas de la humanidad, misma que de acuerdo con la OMS está dentro de las 10 principales causas de mortalidad a nivel mundial.
Se trata de una infección bacteriana originada por el bacilo Mycobacterium tuberculosis, el cual se transmite a través del aire y se caracteriza por la formación de tubérculos o nódulos en los tejidos infectados.
La también llamada “enfermedad de los pobres” afecta diferentes órganos del cuerpo. Sin embargo, la bacteria suele atacar de forma principal a los pulmones en 85 por ciento de los casos. Otros de los lugares más comunes se encuentran ganglios linfáticos, riñones, cerebro (sistema nervioso central) y huesos.
En el caso de la tuberculosis pulmonar, sus principales síntomas son tos con flemas por más de 15 días. Además, puede estar acompañada de fiebre por las tardes, pérdida de peso sin razón aparente, sudoraciones nocturnas, falta de apetito y sensación de cansancio.
Según datos de la Secretaría de Salud (SSA), las entidades con mayor número de nuevos casos y muertes por esta causa son: Baja California, Veracruz, Guerrero, Sonora, Tamaulipas, Chiapas, Nuevo León y Tabasco.
A su vez, la mayoría de afectados se localiza en las grandes ciudades o municipios con mayor población como Tijuana, Mexicali, Cd. Juárez, Veracruz, Acapulco, Reynosa, Matamoros, Hermosillo, Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, Monterrey y Tabasco.
La OMS muestra que en el mundo existen 8.6 millones de personas enfermas. Además, entre 5 y 10 por ciento de todos los infectados desarrollarán la enfermedad en algún momento de su vida.
Una persona enferma sin tratamiento, infecta de 10 a 15 personas más en un año.
Además, afecta principalmente a los adultos durante los años más productivos de su vida, donde más del 95 por ciento de los casos y de muertes se da en países en desarrollo.
Las personas infectadas por el VIH tienen entre 20 y 30 más probabilidades de desarrollar tuberculosis. Dicho riesgo también se eleva en las personas que padecen otros trastornos que dañan el sistema inmunitario.
En 2015, señala la OMS que se enfermaron de tuberculosis cerca de un millón de niños de 0 a 14 años, y 170 mil niños (sin incluir los niños con VIH) murieron por esta causa.
También, el consumo de tabaco es otra de las causas que amplia de manera significativa el riesgo de enfermar de tuberculosis y de morir por dicha causa. A nivel mundial se calcula que más del 20 por ciento de los casos de tuberculosis son atribuibles al tabaquismo.
De acuerdo con la SSA, México mostró una disminución de 64 por ciento en la mortalidad de la tuberculosis con relación a la tasa registrada en 1990.
A su vez, en 2013 se registraron 19 mil 703 casos de tuberculosis, de los cuales 81.6 por ciento fueron de pulmón; mientras que del total 61 por ciento correspondió a hombres y 39 por ciento a mujeres.
A pesar de que la tuberculosis es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo, es una enfermedad que se puede tratar y que tiene cura.
En México la vacunación es una de las medidas principales para prevenir la aparición de formas graves de tuberculosis como la del sistema nervioso central o meníngea.
Una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 consiste en acabar con la epidemia mundial de tuberculosis, la estrategia de la OMS Fin a la tuberculosis, fue aprobada por la Asamblea Mundial de la Salud en 2014.
Dicha estrategia plantea reducir las muertes por ese mal en un 90 por ciento y la incidencia en 80 por ciento para 2030, en comparación con las cifras de 2015.