A un año de la tragedia, Casino Royale deja heridas abiertas

“Nos sentimos dolidos, nos sentimos con la herida abierta, con algunas situaciones resueltas, pero sin conclusiones lógicas”.

Así resume Samara Pérez la situación que sienten los familiares de las 52 víctimas mortales de la masacre del casino Royale.

Aunque confían en que los responsables están en la cárcel, están desilusionados de algunas autoridades, y creen que todavía falta justicia.

“Los perpetradores, por supuesto, hay muchísimas autoridades más que deben de responder”.

Para ellos, estos hechos derivados de la delincuencia organizada, ameritan que sea la autoridad federal la que lleve la investigación, porque “no es posible que haya dos vertientes, una estatal y otra federal, debe haber una sola”.

Ha sido un viaje difícil rumbo a la resignación. Samara Pérez Pérez fue víctima dos veces. Porque estuvo ahí, y porque perdió a su hijo mayor, Brad Xavier Muraira, de 18 años, en el incendio.

Sus recuerdos de ese día son gritos, tragedia, correr, dolor… y sobre todo, impotencia, al sentir que desde entonces, ya estaban solos. Nadie tenía ganas de ayudarlos.

Recuerda gritos, tragedia, correr, falta de capacitación de los empleados del casino.

“Falta de ganas de salvar las vidas, que se prefirió guardar el dinero en vez de salvar las vidas humanas: autoridades que no actuaban, personas que pudieron ser héroes y no lo fueron, como el que tenía la mano de chango… hasta horas después abrió el boquete”.

Recuerdos que no se borran, sino que reviven en cada noticiero.

“Era abrir la herida cada vez que veíamos en las noticias que capturaron al tipo, que si pasó esto, que si pasó lo otro, y nos sigue ocurriendo”, recuerda Samara Pérez.

En el dolor de no tener a su hijo, no se detiene a pensar en si mejor él se hubiera salvado, pues no existe el hubiera.

“Bueno, no hay hubieras, se vive sólo hoy, es lo que tenemos, no hay ayer, porque ya no está, no hay futuro, porque no ha llegado, sólo el día de hoy”, expresó Samara Pérez.

Fuente: Milenio