A un año de su desaparición: las pistas en el caso de Adriana Morlett

El 6 de septiembre de 2010, fue la última vez que se vio a Adriana Eugenia Morlett Espinoza. Lo último que se sabe de ella, es que salió de la Biblioteca Central de la UNAM, donde sacó un libro prestado, a las 7:38 de la noche.

Al salir, se reunió con su amigo Mauro Alberto Rodríguez Romero, estudiante de psicología, quien la había llamado varias veces a su celular, pues habían quedado de verse. Lo que sucedió después, es lo menos claro.

La última vez que la vio, fue cuando le pidió un taxi para que se fuera a su departamento.

Rodríguez Romero, el principal testigo, interpuso una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para evitar ser acosado por la policía, lo cual dificulta su cooperación.

Desde entonces, los padres de Adriana se han dedicado a buscarla; incluso renunciaron a sus trabajos en la ciudad de Acapulco y se trasladaron al DF, donde ya tienen varias pistas que les dicen que su hija está viva… en Colombia, a donde fue llevada por un grupo de trata de personas.

La familia Morlett no ha encontrado muchas pistas válidas, y en cambio sí, muchas trabas. La Universidad no permitió que se hicieran pruebas al libro que sacó Adriana la noche que desapareció, el mismo que fue misteriosamente devuelto a la biblioteca. Además, los videos del metro de esa noche habían sido borrados, porque los pidieron 72 horas después.

La semana pasada, las autoridades aseguraron que habían encontrado el cráneo de Adriana en la delegación Tlalpan; los resultados no fueron concluyentes, pero las autoridades del DF aseguraron que sí se trababa de ella, mientras que su familia está esperando que se hagan otras pruebas.

Adriana Morlett lleva ya un año desaparecida y, ante la frustración de sus padres, las autoridades del DF parece que no lo consideran ya un caso prioritario.