Cerca de los picos del Himalaya, más allá de cualquier asentamiento humano, se encuentran los Gurung. Este grupo étnico, también conocido como los Tamu, emigró desde el Tíbet en el siglo VI, hasta la región central de Nepal.
Dos veces al año, los Gurung van en búsqueda de las colmenas de las abejas más grandes del mundo, para obtener de ellas, una de las mieles más valoradas del mercado.
Se trata de la Apis Dorsata Laboriosa, la abeja más grande del mundo, que puede llegar a medir hasta 3 centímetros del largo. Vive en las profundidades de los bosques del majestuoso Himalaya, a 2500 metros de altura.
La abeja gigante del Himalaya se encuentra en enormes nidos construidos en las rocas que sobresalen de las paredes de los acantilados. Sus nidos pueden alcanzar hasta 150 centímetros de diámetro y cada uno de estos nidos pueden contener alrededor de 60 kg de miel.
La también llamada “miel roja” es un producto místico reconocido mundialmente por sus propiedades medicinales, afrodisíacas y alucinógenas. Se cree cura la diabetes, desórdenes sexuales e hipertensión. Sin embargo, consumida en dosis excesivas, puede provocar una intoxicación grave.
Año con año, los Gurungs, conocidos como “los cazadores de miel”, recorren caminos que sólo ellos conocen para obtener un poco de esta miel.
Armados con una cuerda hecha a mano, largos palos llamados tangos y sin protección extra, los recolectores actúan con astucia y cuidado, pues saben del peligro que corren al estar expuestos a altas dosis de la substancia.
Después de hipnotizar a las millones de abejas salvajes que rondan el sitio con humo, los recolectores proceden a retirar el valioso néctar que es vendido por alrededor de 4 veces el precio de la miel normal en el mercado exterior.