Acepta Madero que relación con Calderón se tornó “indefinida”

El dirigente del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, criticó la relación de ese instituto político con los gobiernos del blanquiazul, porque éste tiende a subordinarse en todos los niveles, desde la Presidencia de la República hasta los alcaldes.

Por esta situación, apuntó, existen muchas confrontaciones, ya sea por determinar la sucesión partidista o las candidaturas, o porque alguna de las instancias deja de apoyar al candidato electo o el partido se vuelve un obstáculo.

En medio de la pugna con el presidente Felipe Calderón, aseguró que esta situación es un tema no resuelto, e incluso casi no discutido ni deliberado. Hemos pasado de una relación definida como de vinculación democrática a esquemas imprecisamente definidos.

El líder nacional del blanquiazul abogó por definir una vinculación que genere sinergias, ya que en todos los órdenes el partido tiende a subordinarse a los acuerdos del panismo en el gobierno, asumiendo en sus órganos las decisiones que desde las áreas de poder gubernamental se han tomado.

En su cuestionamiento planteó que el modelo privilegia al partido del cargo público (presidente de la República, gobernador o alcalde) y desanima al partido de la organización (Comité Ejecutivo Nacional, CEN, Comité Directivo Estatal y Comité Directivo Municipal) y el de sus afiliados y votantes.

Un efecto negativo de esta tendencia a la subordinación a los gobiernos, explicó Madero, fue la limitación del desarrollo de líderes a los tiempos y necesidades de éste. Pareciera que el gobierno ha sido un gran árbol a cuyo cobijo se dieron sobre todo plantas de sombra.

El texto Reflexiones para la reforma del PAN, dividido en cuatro apartados, inicia con el análisis del desdibujamiento de la identidad panista, donde reconoce que “el arribo al poder disoció la práctica de la ética, en algunos casos de forma pública y notoria, al aceptar o tolerar la corrupción”.

Una de las consecuencias de esta situación es que el militante ha sido sustituido por el votante controlado por los gobiernos, los grupos y sus caciques.

Se quejó de que el dinero del partido ha servido para contar con una extensa burocracia en todos los niveles, pero ello no ha permitido contar con una estructura territorial preparada para el momento de las elecciones.

Al final expone que el blanquiazul debe asumirse ante el gobierno entrante como una fuerza política constructiva y propositiva, que apoye los cambios y acciones que sean consistentes con la transformación democrática en México.

Fuente: La Jornada