Ahora es al revés, los policías son víctimas y los manifestantes son agresores

Desde el año pasado he puntualizado en mis columnas sobre la comunicación de protesta y cómo funciona. Una de las técnicas es irritar y provocar a las autoridades para que éstos respondan de una forma violenta. O sea, convertirse de agresores a víctimas para después acusar al gobierno de represor.

Los maestros de la CNTE están en su derecho de manifestarse, pero no de dañar los derechos de las mayorías. Ese derecho a manifestarse se ha convertido en vandalismo. Los tiempos han cambiado, ahora los policías son agredidos y los manifestantes son agresores. No temen al castigo, por lesionar a un policía les dan tres días de arresto.

Urge que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal legisle para que el golpear a un policía o bloquear vías de comunicación no sea lucrativo. Pero también será necesario que las autoridades apliquen la ley y que no sean “tolerantes” como lo ha sido el gobierno del Distrito Federal.

Por otro lado, el pejismo —que es minoría— apoya y justifica estos actos de barbarie. ¿Quiénes son? Los que ya conocemos, los mismos de siempre que incitan a la violencia y siembran encono entre los mexicanos, uno de ellos es Epigmenio Ibarra, tiene sed de que lo reconozcan como un líder revolucionario.

Lo que no entienden es que no estamos en contra de que se manifiesten, estamos en contra de que generen violencia, de que perturben la vida de los ciudadanos usándolos como rehenes. Pero lo que más duele es que violen los derechos de los niños, en este caso uno de los más importantes: la educación.

@Enrique_Aquino