Muchas veces inciden los problemas familiares (malas relaciones dentro de la familia), sociales (necesidad de pertenecer a un grupo de iguales), escolares (problemas en la escuela que los llevan a beber para olvidar) y el estrés que provocan en la existencia del alcoholismo adolescente.
El problema es que los jóvenes beben y después se exceden, y todo para:
– para formar parte de un grupo de amigos.
– para divertirse más y sentirse bien.
– para olvidar los problemas.
– por el gusto al sabor.
– para deshinibirse y “quitarse vergüenzas” que les permita hacer cosas que de otra manera no harían.
Según el Centro de Psicología Bilbao, para sanar éste problema de salud pública es necesario un programa integral entre escuelas, padres y doctores enfocado en ayudar a jóvenes con éste problema.
No hay recetas para acabar con ésto, sí se pueden tomar precauciones y dirigir la conducta de los inquietos jóvenes hacia costumbres más sanas.
- Ayudarles a poseer una visión crítica sobre los daños que el ingerir bebidas alcohólicas produce a su organismo.
- Estimularlos a realizar actividades recreativas y deportivas (teatro, danza, música y deportes, labores de artesanía, etc.).
- Hacerles saber claramente nuestra posición ante las borracheras.
- Dar un ejemplo del control de la forma de beber.
A los jóvenes que ya tienen un problema de alcoholismo es necesario darles la información del daño que se producen, enseñarles a lidiar con el estrés escolar y adquirir fuerza de voluntad.
Lo mejor es buscar especialistas en la materia; y en los casos más serios ingresarlos en el hospital para una desintoxicación. Prevenir el alcoholismo en jóvenes, dará como resultado adultos más sanos y generaciones menos alcohólicas y violentas.
Fuentes: Centro de Psicología Bilbao, La Primera Plana.