En el partido del sol azteca están preocupados. No tienen cobertura territorial electoral suficiente de frente al 2012, sus tribus reeditan una y otra vez la confrontación. Aunque pretenden unidad, se espera un econtronazo entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard, se debaten entre una izquierda moderna y una izquierda arcaica, ésta última por cierto es la que predomina. Y hay quienes al interior de este partido están mandando una señal de alerta sobre esta situación.
El coordinador del PRD en el Senado, Carlos Navarrete, advirtió que si la izquierda se mantiene con su voto duro, “propone visiones del pasado, quejumbrosas, dolidas, que llame al voto del coraje“, y no busca convertirse en una fuerza constructora de acuerdos que convoque a otros sectores como las clases medias, “le pasará una aplanadora” en la elecciones presidenciales del 2012.
“Si no somos capaces de acercarnos a clases medias, a profesionistas, a gente trabajadora, a estudiantes, a jóvenes y pensamos que sólo con el voto duro vamos a ser competitivos, nos va a pasar encima una aplanadora en el 2012 sin saber ni cómo” – Carlos Navarrete.
Navarrete llamó a sus correligionarios a una misión imposible, a reformular el PRD. Lo que parece no saber el senador es que Roma no se hizo en un día y con las elecciones presidenciables a la vuelta de la esquina, reformar discurso y actitud en el Partido de la Revolución Democrática se antoja prácticamente improbable.
Considerado cercano a “los chuchos”, corriente perredista que ya brindó su apoyo a Marcelo Ebrard como aspirante a la candidatura presidencial, Navarrete criticó indirectamente a López Obrador al decir que en el PRD persisten visiones de izquierda contestataria que piensan que todo es traición, que se encuentran dolidas y enojadas, que creen en los gritos y no en el diálogo, que descalifican a los electores que votan por otros partidos.
Navarrete advirtió de esta manera que la izquierda podría ser espectadora lejana en 2012. Hoy por hoy, le asiste la razón.
