Era un viaje de dos semanas para conocer Egipto que ni siquiera comenzó. Los familiares de los turistas mexicanos, que fueron atacados el domingo en el desierto occidental por el Ejército egipcio, cuentan que los viajeros se despidieron apenas el viernes.
La tragedia alcanzó al grupo de 14 turistas en el segundo día del trayecto cuando se dirigían al oasis de Bahariya, al oeste del país. Tras la ofensiva aérea, la información sobre los supervivientes y los fallecidos, aseguran, llega a cuentagotas. Hasta ahora el Gobierno mexicano ha confirmado que dos mexicanos han muerto y seis se encuentran heridos. Del resto, todavía no se sabe nada.
Del Estado de Jalisco (occidente de México) salieron 12 integrantes del grupo, asegura Gabriela Bejarano. Su hermano Rafael Bejarano, de 41 años, falleció en el ataque y su madre Marisela Rangel, de 63 años, se encuentra herida en el hospital Dar-al-Fouad en El Cairo. Con la voz temblorosa, Bejarano ha explicado en la radio que personalmente llamó a la agencia Windows of Egypt, responsable del recorrido, para conocer el estado de sus familiares.
“No he podido hablar con mi madre”, dice Bejarano. “Mi mamá organizaba estos viajes, ella iba con mi hermano y con 12 personas más. No era la primera vez que hacían recorridos en el desierto de Egipto y donde estaban no era una zona prohibida”. Rangel planea, desde hace 10 años, los viajes a los que invita a conocidos y amigos. Siempre han sido a Egipto y con el mismo agente de viajes que incluso, asegura Bejarano, se había convertido en un amigo de la familia.
Aunque el ministerio de Exteriores no ha dado a conocer la identidad de quienes murieron, ni de los heridos, el embajador de México en Egipto, Jorge Álvarez Fuentes, ha confirmado a la agencia AP que entre los fallecidos están Rafael Bejarano, Luis Barajas Fernández y María de Lourdes Fernández Rubio.