Asteroide disfrazado de cometa con seis colas

Apareció en agosto como un punto borroso en las imágenes del telescopio Pan-STARRS 1 de Hawaii. Su trayectoria era la de un asteroide, pero le faltaba nitidez. Cuando se afinó la observación con el telescopio espacial Hubble el 10 de septiembre, los astrónomos de la NASA y la ESA se encontraron perplejos con la imagen de un cometa de seis colas, abiertas en abanico.

Solo que el llamado P/2013 P5 no podía ser un cometa. Su órbita se situaba claramente en el cinturón de asteroides, una región entre Marte y Júpiter habitada precisamente por eso, asteroides, cuerpos celestes formados por roca y metales. Pero esa composición no cuadra con la formación de una cola.

Los cometas, que han exhibido tradicionalmente la exclusiva de las colas galácticas, proceden de una región mucho más alejada, la nube de Oort, ya en los confines del Sistema Solar. Están formados de rocas y hielo y, cuando sus amplias órbitas les acercan al Sol, ese hielo se calienta tan rápido que se salta el estado líquido y pasa directamente de sólido a gaseoso, en lo que se conoce como sublimación .

De paso, arrastra consigo partículas de roca en forma de polvo. Son ellas las que, al reflejar la luz, crean la peculiar cola.

Por tanto, la imagen del Hubble presenta una auténtica rareza astronómica, a medio camino entre dos categorías. De momento se les ha llamado cometas del cinturón principal, aunque algún medio estadounidense ha sugerido la denominación de “comesteroide”, y sólo se conocen unos doce casos, todos registrados desde 1996.

Fernando Moreno, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), nos cuenta que “la razón de su comportamiento puede ser una colisión con otro asteroide o una rotura rotacional. Esta se produce porque, cuando está mucho tiempo en el cinturón de asteroides, se termina acelerando por efecto de la radiación solar y las fuerzas de cohesión interna se debilitan”.

 

Fuente: Quo.es