Por Omar Martínez– Un juego redondo, con una ofensiva avasalladora, temible y una defensiva tenaz, casi infranqueable los Atlanta Falcons de Matt Ryan, se mostraron inmisericordes ante unos Packers, que no pudieron repetir la actuación del fin de semana pasado ante Dallas y sucumbieron ante el ahora mejor equipo de la Conferencia Nacional.
Desde el inicio del encuentro, los locales impusieron condiciones adelantándose en el marcador, por cortesía de Mohamed Sanu.
Aaron Rodgers intentó emparejar las cosas junto con su equipo, pero la mala noche de los Packers comenzó cuando Mason Crosby erró la oportunidad de sumar tres puntos para Green Bay mediante un gol de campo de 41 yardas; error que los adversarios no cometieron, e inmediatamente después, sumaron tres unidades más a su favor gracias al pie de Matt Bryan.
El tiempo transcurría y los errores de Green Bay se hicieron cada vez más frecuentes y notorios, esto fue bien aprovechado por el líder de los Falcons, Ryan, quien durante un descuido de la defensa de los Packers, decidió llevar el ovoide a zona prometida y logró un touchdown de 14 yardas.
Agazapados en su terreno, los “empacadores” lucharon desesperadamente por salir de él, lo que provocó una intercepción a Aaron Rodgers, quien intentó un pase desde las primeras yardas de su campo hasta la mitad del campo. El balón encontró como destinatario a Ricardo Allen y los Falcons sumaron siete puntos más gracias a un touchdown de Julio Jones, antes del medio tiempo.
El mismo Jones, terminaría con las esperanzas de los aficionados de Green Bay durante el tercer cuarto, al llegar a zona de anotación, exhibiendo a la defensiva y dejando en la carrera a LaDarius Gunter y Damarius Randall.
Era ya una loza muy pesada para Aaron Rodgers y compañía, quienes todavía llegaron a anotar en dos ocasiones, pero de igual forma recibieron daño por parte de su rival. Culminando con un marcador de 44-21.
Atlanta Falcons llegará al Super Bowl LI en Houston Texas, después de no hacerlo desde la edición XXXIII del Súper Tazón.