¡Auxilio! Estoy exhausta, Diario Maternal XI

En algún momento todos tenemos ideas románticas e idílicas respecto a ciertos temas o situaciones en las que pasamos por alto algunos “detalles” para enfocarnos sólo en ciertos aspectos, por lo general en el resultado final.

Ahora que estamos en el último trimestre me doy cuenta que tenía una idea un poco “rosa” respecto a los bebés, creo que siempre me enfoque en esa parte de la historia en la que ya se encuentra en tus brazos y de alguna forma no reparé en todo el proceso que tendría que llevar a cabo para que ese momento sucediera. En fin, la mente y sus cosas.

Estamos en la semana 30. Cada día lo siento más moverse dentro de mí y si pongo atención a mi panza puedo ver como se mueve, es una sensación extraña pero increíble, incluso al oír voces graves se mueve aún más.

Cada día me siento más cansada pero es un cansancio distinto que no logro describir y que no se quita durmiendo, mi cuerpo está trabajando horas extras y al doble y no lo percibo conscientemente pero a eso de las cinco o seis de la tarde me entran unas ganas de estar guardada en mi casa que no lo creo (siempre he andado haciendo mil cosas a todas horas).

Poco a poco me he ido convirtiendo en pingüino. Camino balanceándome de un lado a otro, día a día de manera más y más lenta; los sacos y abrigos ya no me cierran de la parte del abdomen, así que la parte de arriba de mí cuerpo y mis brazos se ven de un color y la panza de otro.

No sé de dónde saqué la idea de que el tamaño de la panza influiría de alguna manera en la forma de caminar y en las incomodidades del embarazo, que los cambios o molestias serían proporcionales al tamaño, así al tener una panza pequeña serían mínimos pero no ha sido así.

Me sorprendo al escuchar a mujeres que dicen que nunca tuvieron ni la más mínima molestia y las considero afortunadas. Pienso en todas las mujeres embarazadas que trabajan en condiciones extremas, en las que venden en el metro y caminan entre las personas de vagón en vagón, en aquellas que trabajan en el campo de sol a sol, las que ya tienen un hijo o dos y ahí andan, creo que soy afortunada.

¿El cuerpo cambia para siempre?

Últimamente, con el agotamiento que traigo encima, me he estado preguntando si el embarazo hará al cuerpo más resistente, más fuerte. Al hacer ejercicio uno desgasta al cuerpo de manera intencional y programada permitiéndole en la recuperación adquirir fuerza y resistencia, entre otras cosas. He sabido de mujeres que a los seis meses de haber tenido a su bebé ya se encuentran corriendo mejorando sus marcas, ¿será que el embarazo modifica al cuerpo no sólo durante el proceso sino para siempre? Una amiga dice que sí, que te haces más rápida, más atenta, más hábil, más fuerte, que es como si te potencializaras, pensar en eso me alienta y me tranquiliza un poco.

El embarazo lo cambia todo

No sólo yo me he estoy transformando, RRO también está cambiando. Siempre ha sido muy atento, considerado y protector conmigo pero ahora aún más; anda muy apurado haciendo remodelaciones en la casa y preocupado por el tiempo que falta y las cosas que no están terminadas. Es increíble como la llegada de un pequeño puede transformar en tantos niveles y en tantas formas. Nos está cambiando la vida y todavía no llega a nuestros brazos. Estamos preparando el nido.