En Nevada, Estados Unidos, Brandy González, una joven madre, perdió el control de su vehículo, sufriendo un grave accidente donde su hijo, Killian González, resulto con graves lesiones, entre ellas una decapitación interna.
La madre conducía en dirección a su casa después de asistir a una fiesta, cuando de repente su coche derrapó, e invadió el sentido contrario de circulación, lo que provocó que chocara con otro automóvil.
“Lo último que recuerdo es que miré hacia atrás, hacia mi niño”, ha relatado la mujer en entrevista para un programa de televisión.
A consecuencia del fuerte impacto, el cráneo del pequeño se separó de la columna vertebral. Además, tenía rotas las costillas y los brazos. La madre sufrió roturas de brazos y piernas.
Afortunadamente, personas que viajaban en otro vehículo, que presenciaron el siniestro, corrieron a auxiliar al pequeño y a su madre. Se trata de Leah Woodward y su esposo, Joel Woodward, así como el oficial del Departamento de Nampa.
“Escuchamos a un niño pequeño gritando”, relataron.
Leah Woodward sacó al niño, lo sentó en posición vertical y le sostuvo la cabeza, mientras llegaban los servicios de emergencia. La mujer comentó que actuó por instinto.
Decapitación interna es el término para referirse a una lesión que los médicos llaman dislocación occipital cervical. Esto es cuando los ligamentos, músculos y uniones que conectan la base del cráneo con la parte alta de la médula resultan dañados.
La lesión está asociada a accidentes de tráfico en los que el automóvil circula a gran velocidad y en los que la cabeza de la víctima se separa de la columna vertebral, esto ocurre más frecuentemente en niños que en adultos porque la musculatura del cuello está poco desarrollada.
Tras una complicada operación y la colocación de un aparato que le inmovilizó la cabeza durante semanas, el pequeño pudo recuperarse de una lesión que pudo quitarle la vida.
Con información de La Vanguardia.