Un joven que circulaba por la calle Constitución, en Culiacán, a la altura del Hospital Pediátrico, fue despojado de su auto (un Jetta blanco) y aparentemente golpeado, ya que presentaba sangre en el rostro.
Tras solicitar ayuda a dos patrullas del lugar y al ver que ninguna lo ayudó, el joven aceptó el apoyo de un automovilista que circulaba por el sitio. Éste lo subió a su carro y comenzaron a perseguir a los delincuentes.
Lo siguiente que ocurrió se transformó en una fuerte persecución, posterior a que se le diera aviso a la policía. Los ladrones, que habían huido en el auto robado, se estrellaron en el Zapata, en la colonia Los Pinos, lugar donde se bajaron y robaron otro auto, un Sentra Rojo, para continuar su escape.
Sin embargo, no pudieron continuar, debido a que los policías dispararon a las llantas del carro y lograron detenerlos.
Como en efecto dominó, este incidente provocó un descontrol de todos los autos que se hallaban afuera del colegio que está sobre el mismo bulevar, lo cual generó pánico entre los estudiantes y padres de familia.
No obstante, ante tal panorama, los militares y policías resguardaron la seguridad de la escuela, e incluso un helicóptero sobrevoló el área, a fin de mantener todo bajo control.
