Bebés lactantes, vacas y mascotas, afectados por cambio de horario

A muchas personas afecta el cambio de horario en verano, cuando hay que adelantar el reloj una hora, sin embargo elegir si queremos la luz en la mañana o en la noche no es el problema, sino que el temprano oscurecimiento del día trae consecuencias negativas a la salud como el desencadenamiento de melancolía y episodios de depresión.

Pero ahora, especialistas han advertido de que las personas con patologías, las mascotas, los bebés lactantes y la producción de leche de las vacas, son de los grupos más afectados por el cambio de hora, según el neurobiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Martínez Murillo, que ha añadido que, sin embargo, afecta más la modificación horaria del verano que la del invierno.

Así, Martínez Murillo explica que a la población “normal”, sin una característica o patología especial, “no tiene por qué afectarle” el cambio de hora, que en realidad es una alteración brusca del ritmo ciscariano, es decir de las horas de luz y oscuridad.

Por eso, considera que en personas y animales no les afecta “de forma perceptible” pero que los lactantes pueden sufrir algunos trastornos alimenticios que se pasan al cabo de unos días. También las vacas, cuya producción lechera queda afectada con los cambios en las horas de luz y oscuridad y las mascotas, puesto que al cambiar los horarios de sus dueños, también cambian sus horas de salir a la calle o de alimentación.

En este contexto, ha señalado que animales en instalaciones controladas, como los centros de investigación animal del CSIC se procura someter a los animales a un ciclo de oscuridad y luz constante, algo que califica de “muy importante para evitar cambios de comportamiento”. Sin embargo, los animales que viven en libertad no les afecta, mientras que a las mascotas “sí” pueden afectarles.
Además, estima que para que el cambio de hora pueda afectar de manera significativa “hay que tener alguna patología previa”, ya que en verano tiene más horas de luz para desarrollar su actividad que durante el invierno, por lo que quienes tienen, “por ejemplo” ideas suicidas o depresivas, éstas se potencian en verano y decrecen en invierno.

Asimismo, ha subrayado que el organismo se da cuenta de la luz o de la oscuridad por la retina que emite señales al cerebro que, a su vez, se reorganiza y comienza a dar órdenes.

En todo caso, considera que “no es un cambio muy importante” y el organismo lo compensa en unas pocas cosas y el beneficio económico y de ahorro energético es “mucho mayor”.

Fuente: Su Médico