Bodas verdaderamente sangrientas

Contrayentes fallecidos en su luna de miel, matrimonios post mórtem, cónyuges abandonados en el lecho nupcial… Hay bodas que resultan inolvidables, y no para bien.

No falta quien descubre días antes del enlace que la novia es su propia hija. Eso fue lo que le sucedió al mayor seductor de todos los tiempos, Casanova, cuando se disponía a pedir la mano de una hermosa joven llamada Casilda. Al verle, su futura suegra lanzó un grito de espanto y el propio Casanova palideció, ya que se trataba de una antigua amante. La ceremonia, por supuesto, nunca se celebró.

Mary Read, una célebre mujer pirata, se casó con el filibustero John Rackham en el cadalso; Adolf Hitler y Eva Braun se suicidaron horas después de contraer matrimonio; al pistolero Wild Bill Hickock lo asesinaron durante una partida de póquer el día antes de casarse con una viuda; y el líder lusitano Viriato juró a su suegro que le mataría justo después de la ceremonia, al descubrir que estaba a sueldo de los romanos.

Estos son solo algunos ejemplos de historias reales, pero a continuación te presentamos una selección de las bodas más macabras, sangrientas y exageradas de la historia.

La novia cadáver

Carl von Hosel era un radiólogo de origen aleman afincado en Estados Unidos. En 1931 se enamoró morbosamente de una joven viuda mexicana llamada Helena Hoyos. Enferma de tuberculosis, la mujer falleció en 1933. Carl desenterró su cadáver y se lo llevó a casa; unió los huesos rotos del cuerpo con alambre, rellenó las cuencas de los ojos con piezas de cristal y sustituyó la piel putrefacta por seda.

Vestido envenenado
Hay que elegir con  mucho cuidado el traje nupcial, no solo para despertar la admiración de familiares e invitados, sino porque también te puede ir la vida en ello. Tal y como le ocurrió a Creusa, personaje de la mitología griega. Según el dramaturgo Eurípides, esta princesa de la ciudad de Corinto no acababa de encontrar un vestido nupcial que la convenciera para su boda con el aventurero Jasón.

Por eso, aceptó el hermoso traje de novia que le regaló, de forma aparentemente desinteresada, Medea. Lo que la ingenua Creusa ignoraba es que la perversa Medea también estaba enamorada de Jasón y el vestido había sido impregnado con veneno, por lo que, al ponérselo, la novia murió intoxicada sin llegar siquiera a ver a su prometido.

La boda más cara 
En esta no se murió nadie; ni siquiera al ver la factura, que ascendía a ¡66 millones de dólares! El enlace entre Vanisha Mittal, hija de un magnate indio, y el joven banquero Amit Bathia, celebrado en 2006, está considerado el más caro de toda la historia. La ceremonia nupcial se celebró en el Palacio de Versalles, y los festejos, a los que asistieron 800 invitados, duraron siete días, incluyendo un concierto privado de Kylie Minogue.

Batalla naval

La primera boda que se celebró en la Casa Blanca acabó manchada de sangre y con olor a pólvora. Fue en 1820, cuando Maria Hester, hija del presidente James Monroe, contrajo matrimonio con el político Samuel Lawrence. Los festejos nupciales incluían la espectacular recreación de una batalla naval en el estanque del Capitolio. Pero todo salió tan mal que el comodoro Stephen Decatour, que dirigía el espectáculo y que había tomado varias copas de más, se puso accidentalmente ante uno de los cañones y recibió un impacto fatal.

Noche… ¿de miedo?
Lo que ocurrió en la alcoba del rey Felipe Augusto de Francia, al celebrar su noche de bodas con la princesa danesa Ingerborg sigue siendo un misterio. Pero no debió de ser nada bueno. La boda se celebró en 1193, y las crónicas cuentan que a la mañana siguiente el soberano salió de su dormitorio lívido, como si hubiera visto al mismísimo diablo, y a continuación ordenó encerrar a su esposa en una torre del castillo. Nunca se ha sabido qué fue lo que asustó tanto al monarca, aunque se ha especulado con que la novia pudiera sufrir hermafroditismo. Sea como fuere, las cosas no le salieron bien al rey Felipe Augusto. Francia en aquella época se encontraba en estado de interdicción, s decir, se prohibía papal de comulgar y dar misas.

Himeneo mortal 
Hay lunas de miel y lunas de hiel, pero la de Atila, el rey de los hunos, no es fácil calificarla. El célebre caudillo murió en el lecho conyugal en su noche de bodas, ahogado por su propio vómito a consecuencia de la descomunal borrachera que había pillado para la celebración. Sobre estas líneas, su muerte recreada por el pintor húngaro Ferenc Paczka.

Novia huida

Por el contrario, una noche de bodas que no debió de resultar demasiado movida fue la del mítico latin lover Rodolfo Valentino con Natacha Rambova. Lo que ocurrió en la alcoba no lo sabemos a ciencia cierta. Solo ha llegado al público conocimiento que a la mañana siguiente la recién casada abandonó a su esposo. Nunca volvieron a hacer vida marital, aunque ella se encargó de dirigir su carrera.

Novia robada

Quien tampoco tuvo una noche de bodas convencional fue Gengis Kan. En 1184, aprovechando que Temujin (nombre con el que le conocían sus hombres) y los suyos estaban borrachos durante el festejo, los miembros de un clan rival secuestraron a la novia, llamada Burte. El caudillo mongol pasó varias semanas persiguiéndoles,  hasta que consiguió rescatarla. Celebró luego unas nuevas nupcias con unas fiestas cuyo plato fuerte fue despellejar vivos a los secuestradores.

 

Fuente: Quo.es