Los ambientalistas del mundo y especialmente de Brasil, han perdido una batalla ante el nuevo gobierno del país sudamericano, debido a que el presidente Bolsonaro ha autorizado que el Ministerio de Agricultura apoye a la agroindustria de la nación por medio de la toma necesaria de las tierras pertenecientes a las comunidades indígenes que habitan la Amazonía brasileña.
Y es que desde principios de su campaña, el desetimó respetar las propiedades de los habitantes originales de aquellas tierras por fines comerciales, lo cual irrumpirá en las reservas naturales donde habitan aproximadamente 240 poblaciones que representan cerca de 900 mil habitantes.
Por ende, organizaciones sociales junto con la ciudadanía, temen por el derroche sangre debido a la toma de esta decisión.