La práctica, llamada boosting (“empuje” o “estímulo”), tiene como objetivo incrementar la presión sanguínea y de esta forma ser más competitivo.
El boosting está prohibido por el Comité Internacional Paralímpico (IPC, por sus siglas en inglés), pero algunos investigadores creen que hay atletas que recurren a estos actos desesperados para competir a un mayor nivel.
“Han habido momentos en los que yo específicamente me di un buena descarga eléctrica en la pierna o en un dedo”, dice Brad Zdanivsky, un escalador cuadraplégico canadiense de 36 años que ha experimentado con boosting en el gimnasio.
“Eso hace que mi presión sanguínea pegue un salto y puedo levantar más peso o pedalear más duro, es efectivo”.
Un periodista británico con años de experiencia cubriendo Paralímpicos señala dijo que ha escuchado de atletas que se golpean con pequeños martillos un dedo del pie.
El objetivo es elevar no solo la presión sanguínea sino también el ritmo cardíaco.
¿Se vale?
Romperse un dedo del pie o estrangularse los testículos, para ganar una medalla paralímpica, está considerado como trampa.
Sin embargo, se cree que un tercio de los competidores con lesiones de médula pueden llegar a lastimarse a sí mismos para mejorar su desempeño.
El boosting es una forma para generar mayor presión sanguínea y mejorar del desempeño que viene con ella.
En términos médicos se define como una inducción deliberada a una peligrosa condición común a los cuadriplégicos llamada disreflexia autonómica.
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