Brasil rescató un empate 2-2 contra Paraguay, para así librar, en cierto modo, la humillación derivada de su mal juego.
El partido tuvo 2 tipos de equipo completamente diferentes. Por un lado, los paraguayos se caracterizaron por el orden, por la concisión en sus pases, y por una férrea defensiva. Del otro lado, los brasileños volvieron a ser ese fantasma de la época dorada de Brasil, antes de la llegada de Dunga al banquillo de la selección.
Los brasileños atacaban sin mucho orden, con terribles desconcentraciones, pero sobre todo, con un Neymar apagado, inexistente en el terreno de juego. No obstante su mal juego, la selección verdeamarelha se hizo con el primer tanto del encuentro al colocar el balón en el fondo de la red por conducto de Jadson en el minuto 38, al recibir un pase de Ganso para tirar desde fuera del área. Con esta ventaja parcial se fueron al descanso.
Brasil empató con un Robinho en la banca y gracias a la salida de Neymar del terreno de juego.
En el segundo tiempo los paraguayos no se presionaron, ya sabían, por lo que había pasado en el primer tiempo, que el rival estaba desconcentrado, desarticulado. Por este motivo llegó el gol del empate sólo a los 10 minutos de la segunda mitad por medio de Santa Cruz, al recibir un pase de Estigarribia.
El partido estaba de nuevo igualado, y con un Paraguay un poco crecido. Esta confianza fue la que los guió hacia el segundo gol, el cual fue obra de Valdez al tomar un rebote en el área. La victoria paraguaya se acercaba, así que el entrenador de Brasil decidió, en el minuto 82, lo que debía haber hecho mucho tiempo atrás, sacar a Neymar para meter a Fred, opción que los salvó de la derrota al marcar en el último minuto, con pase de Ganso.
Fuente: La Primera Plana
