El método “alta presión alta temperatura” (HPHT, por sus siglas en inglés) que desarrolló -que recrea las condiciones bajo las cuales los diamantes naturales se forman en las profundidades de la Tierra- se sigue usando hoy en día.
Un yunque de acero gigante aplasta un cilindro de grafito del tamaño de un puño con una fuerza equivalente al peso de la Torre Eiffel puesta de cabeza.
Al mismo tiempo, el cilindro está siendo horneado a una temperatura de hasta 2 mil Cº.
Eso es suficiente para hacer que las capas de átomos de carbón del grafito se reorganicen en una formación de diamante.
El diamante es el material más duro del mundo y HPHT sigue siendo la mejor manera de producir las millones de piedras diminutas conocidas como diamante de grano, que cuesta unos cuantos dólares y cuyo poder abrasivo las hace ideales para herramientas como limas y cabezas de perforadoras de petróleo.
En ese entonces, la mayor compañía de diamantes el mundo, la sudafricana De Beers, se dio cuenta rápidamente de que esa nueva tecnología era tanto una amenaza como una oportunidad, y se metió en el negocio.
Steven Coe, jefe de investigación de la subsidiaria de De Beers de diamantes sintéticos Element 6 -cuyo nombre viene del lugar del carbón en la tabla periódica- dice que esos cristales supercomprimidos todavía representan el 90% de todo lo que venden.
Pero esa tecnología tiene un inconveniente. Cantidades ínfimas del nitrógeno del aire se infiltran en los diamantes y cambian su color a un verde turbio poco atractivo.
Eso explica el entusiasmo por una nueva técnica para hacer diamantes: la deposición química de vapor (CVD).
En el enorme y nuevo centro de investigaciones de Element 6, en las afueras de Oxford, Inglaterra, Steven Coe abre su maletín para mostrar una gama sorpresivamente amplia de objetos, muchos de los cuales ni siquiera parecen diamantes.
Es una ventana circular, de 12cm de diámetro, para los láseres de alta potencia. El diamante es casi completamente transparente en el rango de infrarrojo, así que la ventana no distorsiona el rayo del láser, explica Coe.
Y, debido a que el diamante es el mejor conductor térmico a temperatura ambiente de todos los sólidos conocidos, la ventana no se recalienta. Pero un objeto de cristal de este tamaño en este momento cuesta US$100.000.
Con las tarjetas de circuitos encogiéndose cada vez más, surgió el problema del recalentamiento. Element 6 está vendiendo grandes cantidades de disipadores de diamante: el sistema de circuitos pasa sobre un pedazo de diamante que absorbe el calor.
El oro cubierto de esa lámina de diamante provee un contacto eléctrico que no se deteriora, presente en muchos de los dispositivos modernos.
Otro objeto impactante es la cuchilla de un bisturí, tan afilada que Coe advierte que la sangre empezará a brotar antes de que uno sienta que lo ha tocado.
Luego saca de su maletín un objeto pequeño con forma de cúpula. “Es un domo de diamante para parlantes”, dice, y explica: “El diamante es el material más rígido y por eso ofrece la mejor posible reproducción de sonido de alta frecuencia”.
Fuente: BBC Mundo