Araceli Sánchez Rivera, bloguera mexicana que suele contar su vida diaria en su blog, compartió en su página una carta en la que se queja de un directivo nuevo del reconocido gimnasio Sport City, pues de acuerdo con la internauta, el servicio de este lugar, que es uno de los centros deportivos más caros del país, ha decaído excesivamente desde la llegada de este alto mando.
Sánchez llama al responsable como señor Zapata, a quien acusa de correr a bastantes empleados de aquel gimnasio injustificadamente y dejar sin ingresos a varias personas.
La bloguera reconoció que le debe muchas cosas buenas al club, pero que ahora sólo encuentra mala vibra, malos tratos, suciedad, máquinas fuera de servicio y hasta insectos.
“Antes de la carta les dejo unas fotos de las bonitas instalaciones. Este es el pan de cada día. Y eso que borré la de la cucaracha y la del gusano, casi vomito“, escribió en su entrada más reciente del blog.
A continuación, la carta completa:
Señor Manuel Zapata,
Tengo entendido que es usted quien dirige desde hace un tiempo la cadena de clubes Sport City, entonces es usted el indicado para resolver todas mis dudas y responder todas mis preguntas.
Empezaré diciéndole que desde que usted tomó el mando de la cadena se nota un gran cambio, uno que no se había dado en muchos años. ¡Felicidades!
Yo soy socia de Sport City Universidad desde su fundación. Como empleada del periódico Reforma tomé la prestación y compré una membresía de pareja ejecutiva. Años después tuve que bajar de categoría mi membresía y ahora tengo una básica individual, pero eso no impide que sea una socia constante, que usa las instalaciones, que deja una gran cantidad de dinero en entrenamientos personales, que consume en la cafetería y que está dispuesta a entrar a cualquier programa nuevo que ofrezcan, un ejemplo, METRIC, que he de confesar que aunque no creía en él me funcionó y mucho. Tanto que fui parte de los testimoniales que se grabaron para su video corporativo, así que puede ser que mi cara la conozca y la haya visto en esos videos. Soy un ejemplo de transformación.
Me gusta la idea de pertenecer a un club que ofrece todo, asesoría nutricional, monitores que ayudan con las rutinas, entrenadores capacitados y actualizados. Nada mejor para una socia exigente como yo que elige las mejores opciones y a la que le gusta lo exclusivo.
Solo que tenemos un problemita. Como le dije antes, desde que usted tomó el mando se nota un cambio pero para mal. Todo está mal en la cadena, en los clubes, en la atención, en el servicio, en la limpieza, en el trato. ¿Qué hizo para en tan poco tiempo arruinar al mejor club de México? ¿Qué parte fue la que no entendió? ¿Usted hace ejercicio y entiende cómo debe funcionar un club como este o solo es un prestador de servicios que se fija en los números y olvida lo realmente importante? ¿Tiene entrenador personal? ¿Come en las cafeterías de la cadena? ¿Usa los equipos? Me queda claro que no, que usted no es una persona con mentalidad deportiva, lo único que pasa por su cabeza es cuánto más pueden generar los clubes, pero hasta ahí.
¿Se ha dado cuenta de lo sucio que están los gimnasios, de la mala atención que da la gente, de que sus empleados no están a gusto y trabajan ahí porque tienen que comer y no les queda otra? ¿Estaba consciente cuando despidió a toda la gente que verdaderamente conocía los clubes y que tenía todas las ganas de hacer las cosas bien, de implementar mejoras, de seguir siendo líderes?
Ya sé que para usted la competencia no es un problema y que tampoco le importa perder socios porque según su mentalidad solo deben quedarse los necesarios para seguir siendo un club exclusivo. Solo le recuerdo que un club exclusivo ofrece grandes cosas que para nada existen en Sport City, de lo que eran hace un tiempo no queda ni la sombra.
Yo soy de esas personas a las que los cambios les cuestan. Soy leal y apegada a la gente y a las cosas. No me veía fuera del club sin mi entrenador personal con el que estoy desde hace casi cinco años. No me veía sin mi nutrióloga que además de ayudarme con mi alimentación se volvió mi amiga. No me veía sin mi entrenador de box al que injustificadamente corrieron ayer y todo por una confusión, porque no son capaces de resolver un mínimo problema, porque su gerente no da la cara y no tiene la capacidad para enfrentar ni las situaciones más simples. No me veía sin ellos porque se volvieron parte de mi familia, porque los veía diario. Pero ya me veo sin ellos, con todo el dolor de mi corazón los dejaré. Para qué quiero estar en un lugar en el que no respetan ni a su propia gente, no les dan las herramientas para mejorar y solo buscan cualquier pretexto para correrlos. ¿Cómo entrenar en un lugar en el que el respeto no existe porque usted no lo fomenta?
Hace unos días me resistía a renovar mi membresía porque subieron los precios como si de verdad ofrecieran servicio de primera calidad y la verdad es que ya es de quinta. Pedí un descuento por tantos años, por ser una socia especial y por mi constancia y el gerente me hizo el graaaaaaan favor de darme un 10 por ciento de descuento pidiéndome que no le dijera a nadie porque iba a hacer una excepción porque mi membresía de pobres no merecía ninguna promoción. Mi sorpresa fue enterarme que dio descuentos a diestra y siniestra y hubo muchas membresías como la mía que pagaron dos o tres mil pesos menos que yo. Entonces me queda claro que aquí hay que ser compadre de alguien para los descuentos o que es verdad la leyenda urbana que circula por ahí que dice que el gerente de Universidad intercambia salidas con las socias por descuentos.
Por este medio le pido dos cosas: la primera el reembolso de mi anualidad. No me interesa quedarme en su club. No pretendo estar un año más en un lugar en donde los equipos se caen a pedazos y tardan años en repararlos, en donde no hay nada nuevo, en donde a los socios nos ven cara de signo de pesos. La oferta afuera es grande y seguro hay muchas cosas muy buenas por venir. Algo hay para mí en otro lado que me dé la confianza y la estabilidad que necesito para mi estilo de vida y continuar con mi transformación. Sport City ya no es para mí. La segunda: revisar el caso de Luis Santos, entrenador de box durante 11 años del club de Universidad, a quien por una injusticia le quitaron el trabajo. Si él regresa yo me quedo y me olvido de la devolución de mi anualidad. Hay muchos otros entrenos que están como yo, (70, para ser exactos), a punto de irse porque solo iban a box con él, no con el nuevo, ni con otro, sino con el Champi, el que nos enseñó a boxear y nos transmitió su pasión por ese deporte.
Usted sabrá, señor Zapata, usted decidirá qué le conviene más. Yo no estoy dispuesta a ver cómo en otros clubes la gente se sigue divirtiendo; en Sport City ya nadie sonríe y son pocos los que aún tienen la camiseta puesta. Es una tristeza ver cómo se hunde el que alguna vez fuera el mejor club de México.
Espero, señor Zapata, que se haya tomado el tiempo de leer hasta el final mi carta. Espero, señor Zapata, tener a la brevedad una respuesta y que esto quede entre usted y yo, que lleguemos a un sano acuerdo. Si usted, señor Zapata, no atiende mis peticiones me veré en la necesidad de publicar esto en mi blog, que ha de saber tiene miles de seguidores y en mis redes sociales que también son seguidas por miles. Y tal vez con usted no consiga nada, me ignore y tire esto a la basura, pero habrá quien lo lea, quien se entere y quien decida hacer lo mismo que yo, abandonar el club. Usted sabrá y tomará la mejor decisión, señor Zapata.
Atentamente:
Araceli Sánchez Rivera.
Socia fundadora de Sport City Universidad.