En el futuro China podrá ordenar el cierre de fábricas de forma preventiva, gracias a un sistema de última tecnología.
Un equipo de ingenieros de la Oficina de Medioambiente de Pekín, vigila con atención unas supercomputadoras gigantes que calculan la contaminación en esta gran metrópolis.
Estas máquinas agrupan todo tipo de información, desde los detectores infrarrojos de las fábricas hasta los mensajes publicados en las redes sociales, para elaborar previsiones de contaminación para tres días y tendencias para diez días.
El sistema fue desarrollado por IBM, es una de las numerosas armas de última tecnología desplegadas por China para combatir la contaminación crónica, junto a drones, satélites y otros captores.
Su objetivo: identificar, con extrema precisión, el origen de la nube tóxica para evitar de forma preventiva cualquier emisión futura.