Y, según el estudio publicado esta semana por la revista Nature, la disminución regular de la intensidad de su brillo -una caída del 40% que se repite cada 4,5 horas- indica que hay varios trozos de roca de un planeta en descomposición orbitando en espiral a su alrededor.
“Esto es algo que ningún ser humano ha visto antes”, afirmó Andrew Vanderburg, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor principal del estudio.
El planeta en cuestión, explica el científico, es más pequeño que la Tierra: habría tenido un tamaño similar a Ceres (el objeto más grande del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter), aunque en el pasado podría haber sido aún mayor.
Las imágenes de Kepler, corroboradas con observaciones y mediciones de otros telescopios en tierra, muestran un total de seis o más fragmentos rocosos y polvo.
Esto indica que el planeta está en proceso de descomposición, impulsado por la gravedad de la estrella que lo atrae hacia ella.
Los restos se están evaporando, y al hacerlo van dejando una cola de moléculas -lo cual explica la presencia de polvo- como si fuesen cometas.
Los científicos creen que la muerte de la estrella pudo haber desestabilizado la órbita de un planeta masivo vecino de modo tal, que los planetas rocosos más pequeños resultaron empujados hacia la estrella.
“Creemos que hemos descubierto el proceso en su inicio”, dice Patrick Dufour, físico de la Universidad de Montreal, en Canadá, y coautor del estudio.
“Por eso es muy raro y muy interesante”, añade.
Cuando le toque el turno a nuestro Sol, que aún está en la plenitud de su vida, lo más probable es que repita este proceso.
Al igual que WD1145+017, cuando se le acabe el hidrógeno comenzará a quemar elementos más pesados como helio, carbono y oxígeno, y se expandirá de forma masiva hasta deshacerse de sus capas externas y convertirse en una enana blanca de un tamaño similar al núcleo de nuestro planeta.
Al hacerlo, consumirá probablemente a la Tierra, a Venus y a Mercurio. Y en el supuesto caso de que la Tierra sobreviva esta convulsión, acabará destruida en pedazos a medida que la gravedad de la enana blanca la vaya atrayendo hacia ella.
Fuente: BBC Mundo