Después de la muerte de Steve Jobs, ocurrida la semana pasada, el adjetivo que suele acompañar los perfiles y semblanzas del fundador de Apple es el de innovador, pues no pocos piensan que cambió al mundo y planteó las bases del futuro de la computación, primero personal y luego móvil.
Antes de que Steve Jobs creara la Apple I en 1976, las computadoras de entonces no eran consideradas como aparatos personales, eran grandes máquinas que difícilmente estaban en casas y para manejarlas era necesario saber comandos avanzados.
Steve Wozniak declaró sobre el primer modelo de 1976 que su objetivo era crear un aparato “que no costara miles de dólares como las computadoras de ese entonces”, recogió el diario The Telegraph.
En efecto, las únicas entidades capaces de comprar computadoras eran universidades e industrias.
Lo que permitió a Jobs y Wozniak crear una computadora pequeña y barata en comparación a los grandes aparatos de entonces fue la aparición del microprocesador.
Jobs llevó la computadora al hogar de los estadounidenses y, poco después, en 1981, IBM lo hizo de manera masiva con el primer ordenador o computador personal producido en masa.
De ese primer modelo personal se vendieron 800 mil computadoras.
Antes de Jobs las computadoras no tenían colores y la interface estaba basada en comandos de texto. El creador de Apple introdujo el mouse y la interfaz gráfica.
La tercera generación de computadoras, inaugurada en abril de 1964, se caracterizaba principalmente porque su fabricación se realizaba con circuitos integrados y su manejo era por medio de lenguajes de control de los sistemas operativos.
Anterior a estas, la segunda generación de computadoras, hechas en 1960, se fabricaban con transistores y su programación se realizaba con los llamados lenguajes de alto nivel.
Algunas de estas aún computadoras se programaban con cintas perforadas y otras más por medio de cableado en un tablero.
Los programas eran hechos a la medida por un equipo de analistas, diseñadores, programadores y operadores.
El usuario final de la información no tenía contacto directo con las computadoras. Esta situación en un principio se produjo en las primeras computadoras personales, pues se requería saberlas “programar”, es decir darles instrucciones.
Esto terminó con Jobs, después de él no fue necesario saber programar para utilizar una computadora.
Varios años después, con la presentación del iPhone en 2001, Jobs volvió a dar un giro en la computación, tal vez el más importante de los últimos años.
Si bien ya existían los teléfonos con internet, el iPhone agrupó las funcionalidades de un iPod, un teléfono y un explorador de Internet para darle finalmente un toque extra y mostrarle al mundo las bondades de las aplicaciones.
La última innovación del genio informático de San Francisco fue incluir un comando de voz en los iPhone 4S.
Cada vez más personas se conectan a internet y utilizan aplicaciones en línea sin necesidad de prender una computadora. Gracias en parte a Steve Jobs.
Pudiera ser que en algunos años las nuevas generaciones se pregunten cómo eran los teléfonos antes del iPhone del genio de Cupertino.
Fuente: El Universal
Foto: Apple