Recientemente investigadores de la Universidad College de Londres captaron imágenes de cerebros de personas enamoradas y concluyeron que ante la visión del ser amado no solo se activan algunas zonas del cerebro también se inactivan las áreas encargadas de realizar juicios sociales y de someter al prójimo a valoración. Por eso no vemos las cosas que nos podrían afectar o que no son compatibles
Es cierto que personas con rasgos físicos similares se atraen, sin embargo, científicamente se ha comprobado que también nos podemos enamorar por los olores de quienes tienen un sistema inmunológico distinto al nuestro.
Incluso, también se ha comprobado que influye el tipo sanguíneo, porque hay atracción entre personas del mismo tipo de sangre.
El enamoramiento
En esta etapa del amor los hombres sienten atracción física en términos visuales y las mujeres se enamoran por el oído, cuando un hombre le dice lo que a una mujer le gusta escuchar.
Hombres y mujeres producen feromonas que según la etapa de la vida en la que estén ambos, puede hacer que se dé atracción instantánea o una atracción menos pasional y más racional.
Por otra parte, después del orgasmo, el sistema límbico del cerebro libera la hormona oxitocina, que según los expertos ayuda a forjar lazos permanentes entre una pareja.
De ahí la teoría de que entre más sexo hay más se incrementa el amor posterior a la etapa del enamoramiento, y que a mayor actividad sexual mayor vinculación y cercanía emocional de la pareja.
El narcótico del amor
Se trata de lafeniletilamina (FEA), que es una anfetamina que segrega el cuerpo, y es una de las sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción de dopamina, neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo.
Además existen la norepinefrina y oxiticina, son un mensajero químico del deseo sexual, y estimula los neurotransmisores que originan al enamoramiento.
Tal mezcla de compuestos hace que los enamorados permanezcan horas haciendo el amor y noches conversando, sin cansancio, que estén siempre excitados, que necesiten al otro como una droga y que su capacidad para juzgarla se reduzca a cero.
El amor consolidado
Después de uno a tres años, la pareja empieza a consolidarse y cae la producción brutal de dopamina, y las parejas pasan a la ‘atracción intelectiva’.
El uno encuentra en el otro mucho más que una persona que lo atrae física, sensual y sexualmente y pasa de la etapa en la que se dice “te deseo” a la que se dice “te amo”.