¡Uy, no tengo ganas! Hacer la tarea, preparar un informe, guardar los libros, sacar la basura, a todos nos cuestan hacer ciertas cosas. Dejamos lo que no nos gusta para después. Pasan las horas, los días, las semanas, y no tomamos cartas en el asunto.
Según Barbara Oakley, escritora y profesora en Oakland University, no podemos hacer un cambio radical de hábitos, pero sí podemos modificarlos gradualmente.
Sugiere cuatro claves para lograrlo:
1. Identificar el motivo, tomar conciencia de qué nos distrae de nuestro objetivo prioritario.
2. Crear una nueva rutina. Necesitamos crear algo diferente para que el cerebro se ponga las pilas. Este paso quizá sea el más difícil y el que requiere más paciencia, el cerebro se tiene que acostumbrar.
3. Obtener recompensarnos. La flojera es buena, pero en dosis moderadas. Necesitamos definir recompensas para cada tarea pospuesta.
4. Tener confianza en que lograremos superar la flojera y daremos conclusiones. Erradicar los pretextos y recordar que nuestro cerebro es plástico y que somos capaces de estimularlo con nuevos desafíos.
Generar nuevos hábitos no es fácil, después de las primeras acciones el cerebro se acostumbrará. Así lograrás hacer lo que más flojera te da¡