¿Cómo tener una vida sexual asombrosa?

El hombre y la mujer actuales enfrentan asuntos sexuales contemporáneos, que se encuentran lejos de algún tipo de resolución. Dichos asuntos, en lugar de llevar al ser humano a un nivel espiritual más elevado, nos tienen presos en estilos que se encuentran lejos de ser sinceros en la mayoría de los casos.

La sociedad actual se encuentra esclavizada por la inmediatez sexual y gratificación inmediata; desconoce el significado verdadero del sexo, el amor, la muerte, el alma humana y sobre todo del significado primario de nuestra existencia.

¿Por qué comenzar a tomar responsabilidad en cuanto al sexo se refiere? ¿Si no existiera algún tipo de responsabilidad implícita en este tema, el alma se encontraría totalmente perdida? Mi estilo, forma y fondo de escritura van lejanos a este tipo de temas, pero últimamente me encuentro vulnerable ante las situaciones a puerta cerrada que personas cercanas a mi han tenido la confianza de contarme.

Hoy dedico esta columna a todas las parejas del mundo, a esas parejas que se encuentran luchando por descubrir en cada uno de sus cuerpos la verdadera intimidad y una pasión sexual sustentada por el amor en cuerpo, alma y espíritu permanente.

En últimas fechas, en cada reunión de mis amigas, la plática siempre termina siendo de sexo, aunque a final de cuentas en las reuniones de mujeres siempre termina tratándose de ello; aunado al hecho, casualmente me encuentro leyendo el libro “Kabbalah y Sexo” de Yehudá Berg y de repente todas las interrogantes y cuestionamientos se han multiplicado en mi persona.

La sexualidad es tan compleja, y su comprensión muchas veces implica tal enigma, que hay que hablar sobre sexo y de mucho sexo para que con la experiencia o habilidad de las amistades, comprendamos un poco más cada uno de los misterios alrededor de la plenitud sexual.

Todos sabemos de qué va el sexo y dé que trata la vida, pero creo que pocos están conscientes en realidad de que tratan el sexo y la vida, desde una perspectiva única. Placer y pasión es algo que buscamos constantemente en nuestras relaciones de pareja, pero ¿cómo hacemos que esa pasión y ese placer sean infinitos, que no se acaben nunca y sobre todo, con la misma pareja?

Estamos acostumbrados a los prejuicios con los que la religión asocia al sexo directamente con vergüenza, culpa y sobre todo deshonra. Según mi punto de vista, el sexo no es un mal necesario y se encuentra lejano a algún tipo de pecado. Estoy convencida que la satisfacción del cuerpo es hasta cierto punto sagrada, debemos de ver nuestros cuerpos como templos, a los que de debemos siempre unificar con la satisfacción del alma.

¿Cómo tener una vida sexual asombrosa? ¿Cómo hacer del sexo una experiencia satisfactoria? ¿Cómo conocer el sexo desde un punto de vista en el que sea mucho más de lo que podríamos siquiera imaginar? El sexo placentero e intenso en una pareja estándar dura  a lo mucho un año, luego se convierte en rutina, muchas veces aburrido y acaba siendo una tarea más en el “to do list” diario.

¿Pero el sexo fue concebido para ser así? La respuesta es NO. El sexo es una fuente de pasión ilimitada, repleta de placer profundo y de excitación que nos deja sin aliento. En el comienzo hubo sexo y siempre lo ha habido. El sexo está cargado de una gran significado e importancia y si canalizamos bien nuestra energía sexual, podremos extender la experiencia más allá de las paredes de nuestra habitación.

Muchas ideas qué explorar en cuanto al sexo y una infinidad de detalles al respecto. Por ello cambiaré totalmente el sentido de esta columna. Me encuentro en la búsqueda de respuestas, en un proceso de analizar antes de asumir, de entender y explorar junto con ustedes estas cuestiones esenciales en el buen ejercicio del ser humano, para que con lo que vayamos descubriendo al respecto, podamos crecer juntos y hacer del sexo una aceptación.