Confianza, cimiento de la economía mexicana

La comunidad internacional y la sociedad mexicana confían en la nueva administración y dicha confianza se expresa en la estabilidad bancaria, las crecientes inversiones, las reservas internacionales del Banco Central y, fundamentalmente, la estabilidad política que vive México.

Así es, hay confianza en el Gobierno de la Republica, gracias también a las reformas estructurales que han contado con el consenso de los diferentes actores y partidos políticos, en el marco del Pacto por México. En esa virtud se puede afirmar que en México no hay recesión económica.

De acuerdo con los especialistas una recesión económica se produce cuando los empresarios y las familias pierden la confianza y dejan de invertir, queriendo acumular efectivo. Es decir, si todo el mundo quiere acumular efectivo, disminuye el gasto, pero también la renta y no compramos nada a nadie y nadie nos compra a nosotros, se produce una recesión económica.

Dicen los expertos que hoy por hoy la economía mexicana se desaceleró, está en ajuste, pero no está en recesión. En el conjunto de la economía una recesión implica que se cierran fábricas, voluminosos despidos de trabajadores, tiendas vacías, empresas en quiebra, vandalismo generalizado en las calles, retiros masivos en los bancos, cierre de fábricas y desestabilidad política.

Como se sabe, en macroeconomía, se entiende por recesión la disminución generalizada de la actividad económica de un país o región, medida a través de la baja, en tasa anual, del Producto Interior Bruto (PIB) real, durante un periodo suficientemente prolongado. Aún y cuando no existe acuerdo en la doctrina acerca de cuál es dicho periodo, se puede hablar de tres a cinco años.

El crecimiento de la economía mexicana se manifiesta en casi todas las variables económicas como son:

1. La producción de bienes y servicios siguen en ascenso.

2. El consumo aumenta.

3. Las ventas de automóviles y viviendas siguen su ritmo ascendente.

4. La inversión sigue aumentando.

5. Incrementos del gasto en nuevas inversiones.

6. La producción de bienes y servicios, provoca que las empresas demanden más mano de obra.

7. Creciente beneficio de las empresas.

8. Positivas cotizaciones de los índices bursátiles.

En la misma métrica, el proceso de desaceleración obedeció a que el periodo de comparación de los datos económicos se vio afectado por el año bisiesto y la estacionalidad de la Semana Santa. Estos dos factores fueron temporales, pero afectaron los pronósticos y el resultado del primer trimestre.

Alejandro Córdova Gutiérrez