Conoce la carta que una mujer le escribió al hombre que intentó violarla

Hace más de un año, Sara Roebuck, una joven estadounidense, intentó violarla. Y, a pesar de la difícil situación, ella ha decidido plantarse frente a su agresor en juicio y describir lo que le ocurrió ese día, denunciando así las situaciones violentas a que ella y muchas mujeres se han visto expuestas y que tienen que soportar día con día.

En esta carta, titulada “Carta al hombre que intentó violarme”, expone lo que ocurrió la noche en que ese hombre trató de abusar de ella y cómo se ha sentido desde que pasó aquel evento. Dicha carta la leyó en juicio, frente a su agresor, con la intención de desmentir los argumentos que él daba y para alentar a que más mujeres se animen a denunciar sus experiencias de este tipo.

Dicha carta se ha vuelto tan viral, e incluso se ha traducido en distintos idiomas y se le define como “El Manifiesto contra la violación”.

Te dejamos algunos fragmentos, pero si quieres conocer la original completa, haz clic aquí.

“Te escribo en esta fría tarde de diciembre, casi un año después de que intentaras violarme, porque es la primera vez que me siento lo suficientemente fuerte para ponerlo por escrito”, comienza la carta.

“Escribo esto porque estoy cansada. Estoy agotada de historias como ésta. Quiero que la gente comprenda cómo y por qué como sociedad todavía seguimos luchando contra la realidad venenosa y violenta de la violación, la gravedad del asalto sexual, la complejidad de la misoginia y el peso del patriarcado que continúa reduciendo al mínimo el papel del violador y culpa a las mujeres cuyo cuerpo fue secuestrado. Quiero que los hombres lean esto y se sientan tan enfermos como las mujeres que han tenido que pasar por esto. Quiero que las cosas cambien. Insisto en que las cosas cambien”.

Has intentado abusar de mí, socavar mi sexualidad, encerrarme en un caja como a un animal, pero no podrás socavar mi inteligencia, mi integridad o mi fuerza para gritarte en un idioma que no es el mío, enfrente de un jurado compuesto por tres jueces, en un país que no es el mío, por tus mentiras débiles y patéticas que cuentan cosas que simplemente no sucedieron. Me importa una mierda”.

“Dijiste que lo que hiciste duró pocos minutos, no que me encerraste en una habitación durante 20 minutos, pese a que intentaste quitarme la ropa, pese a que lanzaste mi cuerpo al lavabo, pese a que intentaste raptarme. Tú dijiste que estabas encima de mí en el suelo porque vertí mi bebida y se derramó, no porque, después de conseguir sacarte de entre mis piernas, tú retorciste mi cuerpo y me tiraste al suelo, sujetándome y agarrándome con tu peso encima de mí. Dijiste que pese a que me tiraste al lavabo, abriéndome de piernas y entrando entre ellas, pese a que lloré y grité, apartando mi vestido del pecho y dejando ver la parte mas íntima y vulnerable de mi ser, todo lo que hiciste fue tocarme ‘una o dos veces. Pero que cuando te diste cuenta, viste y sentiste que tenía el periodo, y que de hecho tenía un tampón dentro, después de las múltiples ocasiones que me metiste tus sucias manos dentro de mi cuerpo, tú decidiste parar . Los dos sabemos que eso no fue así. Todo el mundo aquí en el juzgado lo sabe”. 

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“No fue fácil hacer lo que hice hoy. Mi abogado me dijo que no necesitaba estar presente. Pero yo quise levantarme y responder cuando los jueces me preguntaron si tenía algo que decir, porque lo hice. Me puse de pie con cada onza de fuerza dentro de mí, alimentada por una furia ciega, furiosa contra tus mentiras, contra la ausencia de reconocimiento de lo que me hiciste, furiosa contra el hecho de que pensabas que podías tomar lo que no estaba allí para ti”. 

 “En ese momento, me paré y hablé por cada mujer en el mundo que ha sufrido a manos de hombres como tú. Me puse en pie por cada mujer que ha sentido su sexualidad expuesta cuando camina delante de un grupo de hombres”. 

“Yo represento a todas las mujeres que han sido acosadas, agredidas, violadas, grabadas, fotografiadas, acosadas, perseguidas, tocadas sin su consentimiento, que han sufrido insultos, observaciones obscenas, gestos repugnantes o, peor aún, que han sufrido a una sociedad que permite este tipo de comportamientos”.

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“Otras mujeres que alimentan la culpa, hombres que supuestamente son progresistas o modernos pero que se mantienen en silencio”.

 “Me dirijo a todas estas mujeres porque yo soy todas y cada una de ellas. Porque esto es lo que sucede a todas las mujeres que usted, estimado lector, conoce y ama. Quiero que la gente abra los ojos”. 

 “No voy a dejar que esto que me ha pasado designe quien soy o altere la forma en la que me siento respecto a mí misma. Y tú tampoco debes. Estoy orgullosa y, a veces, me siento asombrada de cómo encontré la fuerza dentro de mí para luchar: luchar contra él, luchar contra la discriminación sexual, alzar la voz delante de los jueces y aprender sobre esto que me ha sucedido. Debo aprender a amarme y apreciar todo lo que hecho”.

 “Me niego a dejar que mi vida sea destruida por esto. Me niego a ser definido por esto, porque soy mucho más que eso, París significa mucho más para mí que un intento de violación, y seguiré hablando y luchando por todo lo que creo que es correcto. Y tú también”.