(Notimex).- En el día de la Candelaria, algunas personas prefieren la famosa “guajolota” o torta de tamal, aunque esto les genera un sentimiento de culpa, porque consideran que están ingiriendo una bomba de calorías y desconocen los nutrientes que les aporta.
En lugar de buscar culpables: el bolillo, el tamal, el atole o quien la consume, hay que disfrutar una guajolota sin remordimiento, pero también sin exagerar en las cantidades.
La nutrióloga Ana María González, señaló que el bolillo al estar elaborado con harina de trigo, pertenece al grupo de los cereales y tubérculos sin grasa, siendo una buena fuente de carbohidratos y de algunas vitaminas del complejo B.
El trigo es una excelente fuente de vitaminas y nutrimentos y su consumo aporta: proteínas, hierro, zinc, magnesio, potasio, niacina, vitamina B2, ácido fólico y vitamina B6.
Mientras que el tamal, está elaborado con harina de maíz y también pertenece a los cereales, aportando carbohidratos y algunas vitaminas.
Sin embargo, tiene cierto contenido de grasa y dependiendo del relleno (carne, mole, salsa, queso, mermelada, chocolate, entre otros) será su contenido calórico.
La masa de maíz del tamal aporta vitamina B1 o tiamina que permiten el correcto funcionamiento del sistema nervioso y muscular. Además, es esencial en el metabolismo del cerebro, del corazón y en la formación de glóbulos rojos.
Contiene ácido fólico que ayuda a asimilar el hierro, la vitamina B12 y los aminoácidos. Una deficiencia de ácido fólico puede provocar anemia, además de que es un excelente complemento para las mujeres en gestación.
La carne, ya sea pollo o puerco, es una fuente de proteínas y aporta minerales esenciales para el organismo como es el caso del potasio y el calcio.
Por lo tanto, en esta fecha, este simbólico platillo de la cultura mexicana puede consumirse en cantidades moderadas.
Ana María González, especialista del Consejo Mexicano de Nutriólogos, dijo que se puede compartir una “guajolota” y en lugar de atole preferir café para disminuir el aporte calórico.