Dos horas diarias es lo mínimo que un perro debería ejercitarse, pero muchos dan la vuelta a la cuadra con sus dueños… y ésa es su única actividad física en el día.
El sedentarismo de las personas está contagiando a los animales de compañía.
La red estadounidense Banfield estima que, en la última década, la obesidad en perros y gatos se ha incrementado en más de 40 por ciento.
“Los ven como humanos y los introducen en los malos hábitos de las personas; por ejemplo, les dan de comer galletas”, advierte Carlos Esquivel, veterinario de la UNAM.
Fuente: Reforma