La recién re electa presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, está ahora en la cúspide de su carrera política a los 58 años de edad. A pesar de los problemas económicos, y los escándalos en los que se vio involucrado su gabinete, los argentinos la reeligieron para un segundo mandato al frente del gobierno.
No hay que olvidar que, hace casi un año, falleció su esposo y también ex presidente de Argentina, Néstor Kirchner.
Entre todo, Cristina ha estado bajo el escrutinio público, y con todo esto las preguntas sobre sus posibles cirugías plásticas han sido un tema recurrente.
En 2003, cuando Néstor Kirchner ganó la elección presidencial, Cristina ocupaba el doble papel de Primera Dama y Senadora de la Nación Argentina.
Cuando vino a México en su papel de senadora en abril de 2007, 4 años después, el cambio era evidente:
Ese mismo año, le tocó el turno de ser la candidata presidencial del Patido Justicialista. Durante la campaña, Cristina ya lucía distinta a como la habíamos conocido. En una entrevista, negó que se hubiera hecho alguna cirugía, pero que no descartaba hacerlo “cuando se me esté cayendo la cara”.
El desgaste de la campaña fue evidente el día de su toma de protesta. A pesar de estar muy arreglada y maquillada, la nueva presidenta se veía cansada, con líneas de expresión muy marcadas y prominentes bolsas en los ojos.
Para enero de 2009, ya había corregido esos problemas, y se veía varios años más joven. Algunos medios argentinos aseguraban que se había sometido al procedimiento de hilos tensores, que alisarían el cuello para que no se vieran arrugas.
En noviembre de ese año, Kirchner dio muestras de su vanidad, cuando reaccionó muy desfavorablemente a una serie de fotografías que el fotógrafo chileno Mario Téllez le tomó en su visita a Chile. En ellas, aparece la presidenta en primer plano sin ningún tipo de retoque.
Nada que ver con sus fotos de la gira que hizo por Brasil en Julio de 2011. Es imposible que pase desapercibido el mayor grosor de sus labios.
En su cierre de campaña hace unos días, se le vio mejor que nunca: el cuello liso, la frente sin una sola arruga, las líneas de expresión bajo control, las bolsas debajo de los ojos casi invisibles…
Como dijera un blog argentino, “las cirugías de Cristina Kirchner son más comentadas que la deuda nacional”. Y, aunque ella se haya esforzado en negarlo, nadie le cree, pues los cambios físicos son más que evidentes.
