¿Cuál es el origen de la “prueba de fuego”?

Seguramente te han dicho o alguna vez lo has dicho: ¿Pasaste la prueba de fuego? Actualmente es una forma coloquial para expresar sobre la superación ante una situación difícil. El origen de la expresión data del siglo XIV.

La prueba de fuego se hacía para decidir sobre la culpabilidad o la inocencia, de las personas.  En los juicios, principalmente de brujería y herejía, en los lugares donde no había una autoridad judicial,  el acusado era sometido a una prueba que normalmente conllevaba el uso del fuego y cierto nivel de dolor.

Efectivamente, quemaban a las personas acusadas y dependiendo de lo que tardasen en curar las heridas se consideraba si Dios estaba de parte del acusado y se dictaba sentencia.

La prueba más común era sostener metal incandescente con las palmas de las manos,  y en virtud al tiempo que tardaban en sanar las llagas la persona era culpable o inocente.

Por lo tanto, si la persona tenía una piel resistente y buen grado de cicatrización, tenía mayor posibilidad de evitar la pena de muerte, que era el castigo para quienes tardaban más en sanar las heridas de las quemaduras.

Fuente: Quo.es