Cuba libera venta minorista de autos, tuvo que pasar medio siglo

Los cubanos podrán comprar autos de segunda mano y nuevos, que sólo vende el gobierno y tienen un impuesto del 100%. Las autoridades informaron que de ahora en adelante los ingresos de ese gravamen serán destinados a crear un fondo nacional para fomentar el transporte público.

Hasta ahora, para poder comprar un auto los cubanos debían contar con la aprobación personal del vicepresidente del país, algo conocido popularmente como “la carta”. Los extranjeros residentes en Cuba necesitaban una autorización firmada por funcionarios de su sector.

En 2011, el presidente, Raúl Castro, autorizó la compraventa de automóviles usados entre cubanos, pero esa primera apertura no eliminó el requisito de la firma del vicepresidente, prohibía comprar autos nuevos y limitaba el número de vehículos de un extranjero residente a dos durante toda su estancia en el país.

El comunicado del gobierno dice que los precios serán “semejantes a los que reconoce el mercado entre particulares” y el técnico en electrónica Juan D. González, cree que “sería muy injusto vender a precios de mercado a los que ya tenían sus cartas y esperaban comprar carros baratos”.

El automóvil fue por años el mayor “estímulo” que el gobierno entregaba a un cubano en retribución a sus méritos políticos, laborales, deportivos o artísticos. El asunto tenía tal trascendencia que los beneficiados decían “me dieron un carro”, a pesar de que tenían que pagarlo.

Con la legalización del dólar en 1993 comenzaron a venderlos también a quienes podían demostrar que habían ganado divisas legalmente -artistas, diplomáticos, marinos, etc.- pero aún ellos necesitaban una carta oficial del gobierno que certificaba su derecho de compra.

Mediante este mecanismo se vendían unos 200 automóviles usados al mes con lo cual se creó una cola de cerca de 10 mil personas que esperaban con su carta la oportunidad de adquirir uno, lo cual implica que el último cliente podría tener que esperar unos 50 años.

Hasta 2010 los cubanos solo podían comprar legalmente autos usados anteriores a 1959, algo que elevó disparatadamente los precios. Por ejemplo, un jeep de los años 40, adaptado con un motor moderno de diesel, puede llegar a costar hasta 50 mil dólares.

Mientras entre extranjeros un vehículo francés con 10 años de uso podía costar unos 3 mil dólares, en el mercado de cubanos se disparaba a 18 mil y se vendía sin hacer el cambio oficial de nombre porque estaba prohibido el traspaso.

Se espera que la posibilidad de comprar vehículos nuevos baje los precios de los de segunda mano que hasta ahora eran la única opción de la mayoría de los cubanos con recursos económicos suficientes.

Fuente: BBC.es