Cuidado con el sol y las lesiones de la piel

La exposición continua a los rayos solares sin protección puede ocasionar desde lesiones leves en la piel, cambios de pigmentación -como lunares-, hasta cáncer.

Debido a que este daño severo provocado por el sol no causa sintomatología y es generalmente detectado hasta que es demasiado evidente: al manifestarse como una herida que no sana o una pequeña protuberancia (que puede ser roja, áspera o escamosa, con tendencia a crecer), es muy importante acudir al médico en cuanto se observe alguna alteración en la piel que no se encuentre de forma habitual.

Las personas mayores de 60 años son los más afectados por este tipo de cáncer que es ligeramente más común en mujeres que en hombres.

La degradación en la capa de ozono provoca que los rayos solares ingresen en forma más directa a la Tierra afectando así en cada exposición la piel de los seres humanos al acumular mayores cantidades de radiación y años más tarde favorecer el desarrollo de un melanoma o tumor maligno, diagnóstico que debe ser realizado por un médico especialista a través de una dermatoscopía.

Impulsar una cultura de protección contra los efectos negativos de los rayos ultravioleta del sol es la mejor medida de prevención que se puede utilizar.

Se recomienda:

  • Uso del sombrero para proteger el rostro.
  • Uso de gafas que absorban los rayos ultravioleta.
  • Ropa de algodón, preferentemente de colores claros.
  • Aplicarse el protector o el bloqueador solar 20 minutos antes de exponerse al sol y reponerlo cada cuatro horas; en caso de entrar al agua, al salir hay que cubrir nuevamente la piel con protector.
  • Evitar la exposición solar en las horas cercanas al medio día (entre las 11 y 15 horas) y en caso de hacerlo que no sea por más de media hora.