Cumple ‘Supermán’ Marín 20 años de atajar en el cielo

Hace 20 años que “Supermán” habita en el cielo, hace 20 años que José Miguel Marín Acotto, dejó la tierra.

Y es que, Marín no fue un portero cualquiera, fue un arquero que cambió la forma de atajar en México, que revolucionó su posición e hizo de su mote: Gato, Supermán, y de su vestimenta, el suéter a rayas horizontales, toda una leyenda que todavía perdura en el futbol nacional.

Miguel Marín fue parte del campeonísimo Cruz Azul de los 70; fue líder, fue compañero, fue amigo, fue padre, fue maestro de muchas personas, que hoy, a 20 años, lo recuerdan como si nunca se hubiera ido.

Llegó a México en 1971 y de inmediato le dieron la misión de ser el cancerbero de La Máquina Celeste, un equipo que en esos años se convirtió en un completo dominador.

Cuando llegó al país le decían El Gato, por sus grandes reflejos y reacciones felinas en la portería, pero con el paso del tiempo fue bautizado por el cronista Ángel Fernández, como El Supermán.

Con Supermán en la portería, Cruz Azul fue prácticamente invencible en los 70, al ganar los títulos de Liga de las temporadas: 71-72 sobre América; 72-73 contra León; 73-74 contra el Atlético Español; 78-79 contra Pumas y finalmente a Tigres en la campaña 79-80.

Con el paso del tiempo, su leyenda se acrecentó. Hasta cuando se equivocaba, decían los antiguos narradores “Marín era grande”. En la temporada 75-76, hizo lo inverosímil al anotarse un autogol, hecho que lo hizo merecedor a quedar inmortalizado en el Libro de Récords Guinnes.

Del rugby, deporte muy popular en Argentina, tomó los suéteres que hizo infaltables en todas sus actuaciones en México.

La leyenda cuenta que su corazón era demasiado grande, y que no le cabía en el pecho, así que a los 36 años de edad debió retirarse de la actividad por problemas cardiacos, heredando su famosa vestimenta al nuevo portero de los Cementeros, su compatriota Ricardo Ferrero.

Colgó los guantes, pero no dejó el futbol. Cruz Azul lo preparó para tomar las riendas del primer equipo, lo que hizo en 1982, en sustitución de otro histórico, Ignacio Trelles. Lastimosamente, la pasión rebasó a Marín y con apenas unos meses en el cargo fue suspendido por un año al agredir al silbante Jesús Mercado.

Después de ese incidente, nada fue igual. Probó suerte dirigiendo al desaparecido Coyotes de Neza, para después estar en las fuerzas básicas de Cruz Azul, bajo las órdenes de su fiel amigo Enrique Meza.

Años después formó parte del cuerpo técnico de la Selección Mexicana en el inolvidable Mundial de México 1986.

Hasta que el fin llegó. El 30 de diciembre de 1991, en Querétaro, donde trabaja con un equipo de Segunda División, sufrió un infarto fulminante. El Supermán, El Gato, Miguel Marín, se dio cuenta de que hasta él mismo tenía límites.

Un 30 de diciembre, la “kriptonita” llegó a su corazón y Supermán dejó su forma física para subir al cielo azul y encontrarse con sus antiguos compañeros, desde don Guilermo Álvarez Macías, su mentor, hasta gente como Octavio Muciño, Cesáreo Victorino, Fernando Bustos y Nacho Flores.

Allá arriba, El Supermán llegó y se puso bajo los tres palos.

En dicho lugar ya no hubo “kriptonita” que lo venciera.

Fuente: El Universal