Eran las 11 de la mañana, y en el Deportivo Plan Sexenal, el Consejo Nacional de Morena ya tenía listas 10 enormes tómbolas, dos por cada una de las cinco circunscripciones del país.
Morena asignó sus candidaturas sin hacer un análisis de la preparación y capacidad de los militantes, para que sea la “suerte la que decida”, repetían los líderes de Morena.
“Dale 10 vueltas a la tómbola y saca una bolita”, así dejaron al azar quiénes serán los que tengan un curul en San Lázaro.
Las urnas fueron llenadas con los nombres de los casi tres mil aspirantes a una diputación federal, de donde salieron 200 aspirantes a la Cámara Baja por la vía plurinominal.
Suenan las bolas de plástico como una cascada dentro la esfera metálica. De ahí sale una bolita con el nombre de Antonio Jiménez Ángel, el primero de la cuarta circunscripción, en el ambiente no hay expectación ni emoción por conocer al ganador.
“¿Quién es?”, preguntan algunos. —“¡No está! ¡Que saque otra bolita”, —dice una mujer desde la gradería mientras la tómbola vuelve a girar.
Andrés Manuel López Beltrán, hijo del ex candidato presidencial, quien en 2009 fue criticado por usar un par de tenis Louis Vuitton, cuando su padre es un defensor de la austeridad, observaba atento la conducción de cada una de las mesas.
Andrés Manuel López Obrador instruye a los suyos “éste no es un cheque en blanco, pues los aspirantes a la Cámara de Diputados tendrán que visitar diario 150 domicilios, porque por medio de conferencias de prensa no se llega a la gente y además no se cuenta con mucho dinero”, recomienda.
La suerte suena en cada una de las cinco mesas donde las tómbolas metálicas giran y giran con los nombres de los “futuros legisladores”. Se gritan en el auditorio decenas de nombres, ninguna figura conocida en el mundo de la política.
“El premio mayor” es salir en las listas de Morena como candidatos de representación proporcional.
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