¿De dónde vienen las ansias de juntar el sexo y el dolor?

Sumisa acepta al Amo como su dueño y entiende que es de su propiedad y está a su disposición cuando al Amo le plazca […]. El Amo será responsable del bienestar y entrenamiento, la orientación y la disciplina de la Sumisa […]. Amo y Sumisa acuerdan y admiten que todo lo que suceda bajo los términos de este contrato será consensuado y confidencial.”

Es uno de los momentos cumbres de 50 sombras de Grey, que por fin llega este mes a la gran pantalla: Anastasia firma el contrato que la someterá sexualmente a su amo Grey.

Los juegos de dominación sumisión (D/S) son una forma de redescubrir el sexo, pero son poco comprendidos por quien no los practica. Es fácil entender la excitación de un par de cachetes, ¿pero qué ocurriría si abriésemos un armario lleno de látigos, fustas y trajes de látex? ¿Dónde se encuentra la erótica de la humillación?

Para el psicólogo Ignasi Puig Rodas, resulta complejo encontrar una única razón que explique el gusto por la D/S en la pareja. Cree que hay tantas como personas que lo practican: “Algunas la realizan para reproducir una experiencia sexual temprana que marcó su sexualidad.

Otras porque en su vida diaria ocupan puestos de responsabilidad y así encuentran un espacio de descarga de obligaciones. Y por mencionar una tercera posibilidad, hay quienes tienen un nivel alto de motivación de poder y gozan con juegos que les hagan sentirse poderosos”.
La D/S produce en ellos niveles de excitación y morbo que pueden llegar a alcanzar una intensidad increíble.

Puig Rodas entiende que la persona que gusta de las prácticas D/S ha hecho un camino largo hasta llegar a ello. De identificación, aceptación y comunicación. “Su pareja tiene, por tanto, el mismo derecho a disponer de ese tiempo para asimilarlo y ver si lo comparte”. Él compara el momento de exponer públicamente el gusto por esta u otras prácticas con el proceso de “salida del armario” que realiza una persona homosexual.