Demonio de Tasmania podría extinguirse por enfermedad genética

El demonio de Tasmania es un marsupial que recientemente ha sufrido una epidemia de cáncer facial que termina por desfigurarlo. Si no se encuentra una solución a este problema clínico, la especie podría extinguirse en 30 años. La enfermedad es tan aplastante y terrible, que el animal queda incapacitado debido a la desfiguración y muere, inevitablemente, de hambre o sofocación en cuestión de meses.

El demonio de Tasmania sólo puede encontrarse en libertad en la isla australiana que lleva el mismo nombre.

La causa de esta enfermedad fue descubierta en el 2010 por un grupo de científicos estadounidenses, quienes argumentaron que el motivo se encontraba en las células Schwann, un tejido que protege las fibras nerviosas. Este año se ha avanzado en las investigaciones sobre la enfermedad, ya que investigadores de Dinamarca, Australia y Estados Unidos pudieron secuenciar el genoma de 2 demonios, uno enfermo y otro sano. El estudio se publicó en la página web de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Lo que se acaba de hacer, mediante secuenciar el genoma, podría ayudar a verificar qué ejemplares deben mantenerse en cautiverio.  Esto con el objetivo de maximizar la oportunidad de conservar la diversidad genética y permitir, así, que la especie sobreviva a la extinción. El cáncer, llamado Tumor Facial de los Demonios (DFTD), fue visto por vez primera en la isla de Tasmania, en la costa este, hace 15 años. Desde entonces se ha propagado hacia el oeste.

Al respecto del comportamiento de la enfermedad, dijo Stephan Schuster, profesor de la Universidad Estatal de Pennsylvania, que “la enfermedad no se parece a nada que hayamos visto en los seres humanos o en cualquier otro animal. Actúa como un virus, pero en realidad se extiende por una célula cancerosa que surgió en un individuo hace varias décadas”. El contagio se da entre ejemplares por una mordida, el apareamiento o el roce.

“Imagínese un cáncer en seres humanos que se propague a través de un apretón de manos. Acabaría con nuestra especie muy rápidamente”, dijo Stephan Schuster.

Los investigadores tienen la teoría de que preservar a los ejemplares sanos en cautiverio, durante el tiempo en que los enfermos se quedan en una especie de “prisión preventiva”, podría ayudar a que la enfermedad eventualmente desaparezca. En ese caso, los ejemplares en cautiverio podrían regresar, sin problemas, a su hábitat natural. Pero para eso sería necesario hacer estudios y escoger así a los mejores candidatos.

«Nosotros, los humanos, hemos contribuido a la puesta en peligro de muchas especies nativas, por lo que es nuestra responsabilidad encontrar una manera de ayudar a arreglar las cosas echando una mano a la naturaleza», dijo Schuster sobre su responsabilidad con los demonios de Tasmania.

Fuente: ABC

Foto: Animalesdelmundo