Cuando una localidad de Texas, en Estados Unidos, votó a favor de prohibir la fracturación hidráulica (fracking) en sus límites urbanos, el hecho causó controversia en el estado petrolero.
Pero la respuesta de la cámara legislativa del estado y de las empresas de energía que operan en el territorio ha hecho que los residentes de Denton se planteen hasta qué punto se respeta su voluntad.
La fracturación hidráulica se reanudó en la zona y de nuevo empezaron las protestas.
Hace meses, Denton se convirtió en la primera ciudad de Texas que prohibía el fracking en sus límites urbanos.
El fracking es un método de extracción de gas o petróleo de esquisto, un tipo de hidrocarburo no convencional que está atrapado en capas de roca, a gran profundidad.
Luego de perforar hasta alcanzar la roca de esquisto, se inyectan a alta presión grandes cantidades de agua con aditivos químicos y arena para fracturar la roca y liberar el gas metano.
Cuando el gas comienza a fluir de regreso lo hace con parte del fluido inyectado a alta presión.
Esta técnica ha sido responsable sido del boom de producción energética que se ha dado en los últimos años en Estados Unidos, aunque también es objeto de grandes protestas por parte de grupos medioambientales.
Sin duda la fracturación hidráulica ha revolucionado la industria energética en esta zona.
Pero persisten algunas preguntas sobre el impacto medioambiental y la molestia que suponen los pozos de perforación cerca de áreas residenciales. Eso es lo que llevó a los residentes de Denton a movilizarse.
Sólo días después de que fuera revocado el veto, camiones y maquinaria pesada estaban de vuelta en el lugar.
En nuestras conversaciones con los residentes quedó claro que no se oponen al fracking en sí, sino a cómo se hace en esta localidad.
Fuente: BBC Mundo