A Tomás López, salvarle la vida a un hombre le costó su puesto de trabajo. Pero lo paradójico de la situación es que su empleo consistía precisamente en eso, en salvar vidas.
El joven de 21 años estaba vigilando su parte de la playa de Hallandale en el norte de Miami cuando le dijeron que un nadador tenía problemas en una zona vecina sin vigilancia.
“Ni siquiera lo pensé. Alguien necesitaba mi ayuda. No iba a decir que no”, aseguró el salvavidas a la cadena de televisión CBS.
Pero sus jefes argumentaron que –con ese impulso que muchos considerarían una expresión de profesionalismo- violó las normas de la compañía y puso a otros bañistas en riesgo. Y fue despedido.
“No me lo comunicaron de malas maneras. Fue más como si sintieran hacerlo. Pero las reglas son las reglas”, comentó López.
Como medida de protesta y solidaridad, al menos 2 compañeros suyos dimitieron.
“Tenemos cuestiones relacionadas con el seguro y no podemos salirnos de nuestra zona asignada”, dijo Susan Ellis, de la empresa de salvavidas Jeff Ellis y Asociados, al diario South Florida Sun-Sentinel.
Sin embargo, algunas fuentes señalaron que la zona vigilada por López nunca quedó desprotegida, ya que otros salvavidas permanecieron atentos desde el puesto del teléfono de emergencias.
López, quien llevaba 4 meses en el puesto, tuvo que correr un trecho de playa para ayudar al nadador accidentado, que ya había conseguido salir del agua gracias a la ayuda de otros bañistas.
Él y una enfermera que se encontraba en la playa asistieron al hombre hasta que llegaron los paramédicos y lo trasladaron al hospital, donde está en cuidados intensivos con agua en los pulmones.
Fuente: BBCMundo