Investigadores de la Universidad College de Londres captaron imágenes de cerebros de personas enamoradas y concluyeron que ante la visión del ser amado no solo se activan algunas zonas del cerebro también se inactivan las áreas encargadas de realizar juicios sociales y de someter al prójimo a valoración.
Esa reacción a nivel cerebral provoca un bloqueo de acciones que son negativas, es decir, evita apreciar los defecto de la otra persona.
¿A que hueles?
Científicamente se ha comprobado que también nos podemos enamorar por los olores de quienes tienen un sistema inmunológico distinto al nuestro.
Incluso, también se ha comprobado que influye el tipo sanguíneo, porque hay atracción entre personas del mismo tipo de sangre.
Los hombres se enamoran por los ojos…
En la etapa del enamoramiento los hombres sienten atracción física en términos visuales y las mujeres se enamoran por el oído: “linda”, “qué bien te ves este día”, “quiero pasar el resto de mi vida a tu lado”.
Las feromonas, que producen mujeres y hombres según la etapa de la vida en la que estén ambos, puede hacer que se dé atracción instantánea o una atracción menos pasional y más racional.
Además, después del orgasmo el sistema límbico del cerebro libera la hormona oxitocina, que según los expertos ayuda a forjar lazos permanentes entre una pareja.
De ahí la teoría de que entre más sexo hay más se incrementa el amor y a mayor actividad sexual mayor vinculación.
El amor consolidado…
Después de uno a tres años, la pareja empieza a consolidarse y cae la producción brutal de dopamina, y las parejas pasan a la ‘atracción intelectiva’.
El uno encuentra en el otro mucho más que una persona que lo atrae física, sensual y sexualmente y pasa de la etapa en la que se dice “te deseo” a la que se dice “te amo”.